Las baterías de estado sólido podrían estar más cerca de revolucionar el mundo de los vehículos eléctricos. Investigadores en China han conseguido avances que apuntan a que una batería de 100 kg pueda impulsar un coche hasta 1.000 kilómetros, algo impensable hasta hace poco.
¿Por qué es tan relevante este avance?
Durante años, uno de los grandes cuellos de botella para los coches eléctricos ha sido la densidad de energía de las baterías: para lograr mayores autonomías, los paquetes debían ser más grandes y pesados. Con las baterías de electrolito sólido se busca romper esa relación negativa entre peso y alcance.
Lo que han logrado los científicos chinos es mejorar la interfaz entre el electrolito sólido y el ánodo de litio metálico, uno de los grandes desafíos técnicos en esta tecnología. Introdujeron iones de yodo en el electrolito sólido, lo que mejora el contacto entre materiales y favorece la conducción iónica.
Otro equipo utilizó un marco polimérico en el electrolito para dotarlo de resistencia al doblado (hasta 20.000 ciclos) mientras mantiene buena movilidad iónica. Además, se añadió polieter fluorado para reforzar la estabilidad frente a tensiones térmicas elevadas.
Estos avances han permitido que las celdas modificadas superen ensayos de perforación y soporten temperaturas de hasta 120 °C sin fallos ni explosiones.
¿Qué implicaciones tendrá llevar esto a producción?
- Menos peso, más autonomía: si se logra producir en masa, una batería de 100 kg podría permitir a un coche recorrer 1.000 km con una sola carga.
- Menos paradas para recarga: la necesidad de recargas frecuentes disminuiría drásticamente.
- Competencia frente a los combustibles fósiles: con autonomías mucho mayores, los vehículos eléctricos se acercarían a la conveniencia de los coches con motor convencional.
- Nuevos retos técnicos y económicos: la producción en serie aún está lejos. Escalar estos procesos, controlar costos y asegurar compatibilidad con la infraestructura de carga serán los próximos desafíos.
¿Dónde estamos ahora?
Aunque los resultados son prometedores, todavía no se ha logrado una solución comercial generalizada. Muchos de los experimentos se realizan a escala de laboratorio o en prototipos. Los grandes retos son:
- Escalabilidad del proceso
- Control de costes
- Integración con infraestructuras de recarga
- Fiabilidad a largo plazo
Aun así, estos hitos muestran que China está jugando fuerte y que las baterías sólidas pueden dejar de ser una promesa lejana para convertirse en una realidad en los próximos años.
Fuente | hibridosyelectricos.com