El Gobierno de Xi Jinping espera que España se posicione a su favor ante Europa. Dentro de poco el Parlamento Europeo podría aplicar una importante subida arancelaria a los coches fabricados en China, sin importar la marca.
La llegada del coche eléctrico ha disparado la competitividad y la rivalidad entre las diferentes regiones del mundo. Estados Unidos, Europa, Japón y Corea siempre se han posicionado como los principales fabricantes del mundo hasta la irrupción de China. Oriente ya es el principal fabricante del mundo y también el principal consumidor de vehículos eléctricos. El país ha vivido una explosión comercial en la última década y muchas de sus marcas ya apuntan a Europa. Una nueva tierra por conquistar. El Parlamento Europeo teme su llegada y por eso plantea medidas protectoras.
Ya el año pasado Europa dio los primeros pasos en esta intensa guerra comercial. Desde Bruselas acusaron a China de intentar desestabilizar el mercado automovilístico internacional mediante subvenciones públicas. Europa acusa al Gobierno de Xi Jinping de entregar grandes sumas de dinero a las marcas chinas con el único propósito de reducir los precios de sus coches y que los fabricantes tradicionales no puedan competir contra ellos. Si bien no ha habido ningún problema cuando las marcas chinas sólo estaban presentes en el país, la disputa ha comenzado en el mismo momento que han abierto sus fronteras.
Varias marcas chinas tienen muchos intereses comerciales en España
Hoy, marcas como BYD, NIO, XPeng o MG empiezan a sonar entre los conductores europeos, seducidos por productos de buen aspecto y precio imbatible. Como ya hemos dicho, Europa teme que la excepción se convierta en la norma y que las marcas chinas resten cuota de mercado a los fabricantes tradicionales con grandes inversiones y arraigo en los diferentes países de la unión. En juego están grandes sumas de dinero y millones de puestos de trabajo. El riesgo es evidente y desde el Parlamento Europeo quieren aprobar sanciones económicas a la importación de coches procedentes de China.
El Viejo Continente está en pleno proceso electoral para renovar sus cámaras de representantes, por lo que toda medida a tomar está en standby. Las elecciones del próximo 9 de junio podrían decantar la política europea hacia un lado o hacia otro. Detractores del coche eléctrico toman posesiones, mientras que la defensa de la agenda 2030 y la vigencia de la normativa de 2035 empiezan a estar en entredicho. China se juega mucho en estas elecciones y han acudido a España para meter presión a las autoridades. El Gobierno chino quiere nuestro país intermedie en la disputa comercial. China quiere evitar la subida de aranceles del 10% actual al 30%.
La medida podría afectar considerablemente a los intereses comerciales de los fabricantes chinos en Europa, aunque algunas fuentes aseguran que las marcas tienen tanto margen de beneficio que una subida de 20 puntos en las tasas arancelarias no servirían para nada. España ocupa un puesto privilegiado dentro de la industria automovilística. Somos el segundo mayor fabricante de coches de Europa y el noveno a escala global. Numerosas compañías tienen fábricas repartidas por toda la geografía. La última en sumarse ha sido Chery. La compañía china se ha hecho con el control de las instalaciones de la Zona Franca de Barcelona, anteriormente en propiedad de Nissan.
En una reunión entre políticos chinos y españoles, donde se encontraban los ministros de Economía e Industria, además de Wang Wentao, ministro de Comercio chino, este último ha asegurado que su país está dispuesto a trabajar con España para aumentar el comercio, promover inversiones bidireccionales y ampliar la colaboración. Con todo esto, China espera que España anime a la Unión Europea a mantener una actitud abierta en lo que a energías verdes se refiere. China apoya la agenda de 2030 y la eliminación de los coches de combustión a partir de 2035, aunque varias de sus empresas ya han maniobrado para evitar posibles sanciones. BYD abrirá su primera fábrica europea en Hungría.
motor.es