En Nueva York como en todas las grandes ciudades, se tiende a usar el carril bus como un carril más de la calle si no se le pone remedio. Algún automovilista ganará medio minuto en su trayecto con esa táctica, pero al final los trayectos en autobús se alargan y los usuarios de esos buses son los que salen perdiendo. En Nueva York se han hartado y los autobuses de la ciudad, equipados con cámaras, han empezado a multar a todo aquel que utilice el carril bus sin que le corresponda. Un poco al estilo de lo que ya hizo la ciudad con los carriles bici.
Desde el 19 de agosto, los cerca de 623 autobuses que recorren catorce de las rutas de transporte público más transitadas de Nueva York (en sus cinco distritos Brooklyn, Bronx, Manhattan, Queens y Staten Island) están equipados con una cámara que reconocen las matrículas de los vehículos. Cuidado con los que utilicen los carriles bus o se detengan delante de una parada o en el carril bus.
Los autobuses denuncian a los automovilistas infractores
Sin intervención alguna del conductor del autobús, la inteligencia artificial asociada a la cámara del bus identifica las condiciones de la infracción y transmite las imágenes captadas a los agentes de policía. Son estos agentes los que verifican la veracidad de los hechos a distancia, antes de enviar un informe por correo al propietario del vehículo.
Puesto a prueba en 2019, este sistema de vídeo multa a bordo ya ha demostrado su eficacia. La Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), que gestiona el transporte público en la ciudad de Nueva York, asegura que la velocidad comercial de sus vehículos ha subido del 5% de media.
Los grandes beneficiados son el millón de usuarios diarios de los autobuses de la ciudad. Según MTA, la mayor fluidez del servicio hace que se puedan ganar 10 miunutos en un trayecto de 40 minutos. También, ha mejorado la puntualidad y el servicio es más frecuente, hay menos tiempo de espera entre cada autobús. Esto debería fomentar el uso de los buses de la MTA, que ya ha aumentado un 12% con respecto a 2021.
Además, el consumo de combustible y las emisiones se han reducido entre un 5% y un 10% debido a la mayor fluidez en la circulación de los autobuses, que tiene que parar y reanudar la marcha y maniobrar con menos frecuencia. Otro beneficio adicional es la nor frecuencia de colisiones con coches en el carril bus: ya se ha reducido en un 20%.
Está claro que este sistema de multas funciona. No sólo ha mejorado el servicio de los autobuses, sino que la MTA ha constatado que sólo el 9% de los conductores reinciden, lo que demuestra el efecto disuasorio del sistema de multas por vídeo embarcado.
Por supuesto, equipar los autobuses con sistema de cámaras centralizado para multar tiene un coste. Sólo para equipar 2.000 autobuses más en los próximos tres años, es decir, alrededor de dos tercios de su flota, la MTA gastará 141 millones de dólares.
A esto hay que añadir el coste del procesamiento de imágenes, por un importe indeterminado. Todos estos gastos e inversiones se compensan con la recuperación de las multas, que oscilan entre 50 y 250 dólares por multa, y con el ahorro en los costes de explotación de las líneas generado.
Foto | Mikkel Bendix
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