El reciente informe de la Organización Mundial del Comercio habla de importantes “preocupaciones”, por los “posibles efectos dominó en las cadenas de valor”, y el sector de la automoción es algo en lo que flojea nuestro continente
Aunque la Organización Mundial del Comercio (OMC) le dio la razón a la Unión Europa cuando China se quejó formalmente de los aranceles impuestos por nuestro continente a los vehículos eléctricos chinos, ahora el organismo internacional le ha dado un ‘tirón de orejas’ a Bruselas porque asegura que se está frenando la recuperación del comercio internacional por una clara debilidad en las importaciones y exportaciones.
Si bien en algunos sectores era algo más esperado, como el de los productos químicos de finalidad farmacéutica, en el caso de la industria del automóvil hay un inesperado “lastre” en la expansión, que presenta claras señales como para preocuparse, ya que podría dar lugar a algunos efectos dominó que acaben dañando negativamente al sector de la movilidad, entre otros, a nivel global.
A la OMC le preocupa la situación de Europa
Por tanto, no es un problema que se vea como algo exclusivo del mercado europeo, pues frena el crecimiento de todo el mundo, a pesar de que Asia tenga unos altos niveles en materia de exportaciones que impiden que el batacazo sea mayor.
Europa, por su parte, será el único mercado que termine la temporada en negativo, en cuanto a venta de mercancías, concretamente con un retroceso interanual que la OMC fija en un 1,4% en su informe.
No ayuda la tensión comercial que la Unión Europea tiene con China, que está jugando un papel muy importante en la contracción del negociado entre ambas partes. La razón no es otra que los nuevos aranceles de importación que Bruselas aplica los vehículos eléctricos chinos desde el pasado 5 de julio y que recientemente ha decidido alargar durante cinco años más.
El entendimiento común no ha sido posible para evitar estas tasas, aunque todavía hay algo de esperanza en que se alcance un acuerdo de precio ‘mínimo’ al que los fabricantes chinos pueden vender sus coches en Europa, que ya ha sido rechazado una vez por no llegar a la cifra que la Comisión Europea considera adecuada.
Un problema más que frena el retroceso
La respuesta de Pekín no tardó en llegar, pues desde la decisión de Bruselas de hace unos días, ya tiene sobre la mesa nuevas tasas al brandy europeo como represalia, y estudia hacerlo en otros sectores, como el del propio automóvil.
Un decisión que afecta especialmente a países con intereses comerciales con China, y en el caso de la venta de vehículos en el territorio asiático, Alemania está realmente preocupada porque los coches que estarían sancionados con nuevos aranceles serían los de alta cilindrada, que es uno de sus negociados más importantes allí.
Es decir, que la guerra comercial no está haciendo sino aumentar los problemas para lograr una recuperación al nivel de los años anteriores a la pandemia, algo que ya estaba costando antes de que se produjera este nuevo escenario, todavía sin solución a corto plazo.
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