Alemania ha decidido reforzar su apuesta por la movilidad eléctrica con una medida de gran calado fiscal. El Consejo Federal (Bundesrat) ha aprobado la prórroga de la exención del impuesto de circulación para los vehículos eléctricos hasta el 31 de diciembre de 2035, una decisión que, pese a su impacto positivo en el mercado de los vehículos cero emisiones, supondrá una pérdida de cientos de millones de euros para las arcas públicas.
La medida, que había sido impulsada previamente por el Bundestag (Parlamento Federal), queda así plenamente incorporada al ordenamiento jurídico alemán tras la validación del Bundesrat. El objetivo es claro: estimular la compra de vehículos eléctricos y acelerar la descarbonización del transporte, uno de los sectores con mayor peso en las emisiones de CO₂.
Hasta ahora, la legislación alemana contemplaba una exención temporal del impuesto de circulación para los coches eléctricos durante cinco años, una medida que entró en vigor en 2020. Posteriormente, ese periodo se amplió hasta finales de 2030. Con la nueva decisión, el Ejecutivo federal da un paso más y extiende la bonificación fiscal otros cinco años adicionales.
De este modo, quienes adquieran un vehículo eléctrico en la actualidad no deberán abonar el impuesto de circulación durante más de una década, mientras que quienes lo compren en 2030 seguirán beneficiándose de la exención durante cinco años completos.
Una medida con impacto económico
La decisión no ha estado exenta de controversia. Diversas voces críticas advierten de que esta prórroga supondrá una merma significativa de ingresos públicos, estimada en varios cientos de millones de euros a lo largo de la próxima década. Los detractores de la medida sostienen que los vehículos eléctricos “utilizan las infraestructuras viarias en las mismas condiciones que los de combustión” y que, dado el crecimiento sostenido de sus ventas, ya no requieren incentivos fiscales tan prolongados.
Pese a estas críticas, el Gobierno alemán considera que la exención fiscal sigue siendo una herramienta clave para mantener la competitividad del vehículo eléctrico frente a los modelos tradicionales, especialmente en un contexto de inflación, encarecimiento de materias primas y ralentización de las ayudas directas a la compra.
Con esta decisión, Alemania refuerza su papel como uno de los países europeos más comprometidos con la electrificación del parque móvil, apostando por incentivos fiscales a largo plazo como palanca para consolidar un cambio estructural en la movilidad y avanzar hacia los objetivos climáticos fijados para las próximas décadas.
Fuente | hibridosyelectricos.com
