La investigación japonesa demuestra que esta tecnología ya puede escalarse y ofrece un rendimiento estable, algo que hasta ahora parecía imposible.
Durante años, las baterías de litio-aire han sido una promesa casi legendaria dentro del sector energético. Sin embargo, la investigación publicada recientemente por un equipo del Instituto Nacional de Ciencia de Materiales de Japón (NIMS), junto a la compañía Toyo Tanso, apunta a un punto de inflexión que podría redefinir el horizonte de la movilidad eléctrica.
Estas nuevas baterías no solo marcan un hito técnico: por primera vez se ha conseguido fabricar una celda funcional, estable y escalable, capaz de abrir la puerta a aplicaciones reales tanto en vehículos eléctricos como en aeronaves. Si finalmente se logra trasladar este desarrollo al terreno industrial, estaríamos ante una tecnología con un potencial energético superior al de la propia gasolina, un salto transformador para el transporte mundial.
Energía teórica por encima del combustible
La cifra es difícil de ignorar: 11.140 Wh/kg de capacidad teórica. En otras palabras, más energía por peso que los combustibles fósiles tradicionales. Para ponerlo en contexto, una batería de iones de litio comercial apenas ronda los 250–300 Wh/kg.
Este potencial ha convertido al litio-aire en una de las líneas de investigación más competitivas del mundo. El problema, hasta ahora, ha sido siempre el mismo: hacer que esas promesas salten del laboratorio a la carretera.
Del prototipo en miniatura al dispositivo real
El gran avance del equipo japonés se basa en un electrodo de carbono completamente rediseñado. Gracias a una arquitectura porosa jerárquica —con capas de poros de diferente tamaño— los investigadores han logrado que las reacciones químicas internas sean más rápidas, más estables y, sobre todo, reproducibles en un dispositivo de mayores dimensiones.
El resultado:
- Un prototipo funcional de 1 Wh
- Electrodo de 4 x 4 cm
- Funcionamiento estable durante más de 150 ciclos
- Alta intensidad de corriente: 1,5 mA/cm²
Hasta ahora, los prototipos solían tener menos de 0,01 Wh, útiles solo como prueba de concepto. El salto de escala es lo que sitúa a esta tecnología, por primera vez, en el terreno de lo posible.
Aptas para coches eléctricos… y para aeronaves
Las implicaciones son claras:
- Coches eléctricos con autonomías muy superiores
- Menor peso de baterías
- Transporte aéreo eléctrico viable
- Aplicaciones en drones de transporte o taxi-drones
El gran obstáculo histórico de la litio-aire ha sido su corta vida útil y baja potencia. Este nuevo electrodo no solo mejora la durabilidad, sino que soporta corrientes elevadas, clave para operaciones de despegue, aceleraciones rápidas o uso intensivo en carretera.
Camino hacia la fabricación industrial
Más allá del resultado científico, el proyecto incluye un aspecto decisivo para la industria: la fabricación de electrodos de hasta 10 x 10 cm, un tamaño compatible con celdas orientadas a movilidad y aviación.
Para la Asociación Española del Automóvil Ecológico (AEAE), este tipo de avances resultan esenciales para comprender hacia dónde se dirige la electrificación del transporte. A día de hoy, ninguna batería comercial se acerca a los niveles energéticos que promete el litio-aire. Si en los próximos años esta tecnología supera las barreras industriales que todavía tiene por delante, podríamos asistir a una revolución comparable a la llegada del motor eléctrico moderno.
Una década de intentos… y una oportunidad real
En 2021, el propio NIMS ya presentó una batería litio-aire con 500 Wh/kg, el doble de las baterías actuales más punteras. Sin embargo, se trataba de un prototipo con rendimiento limitado.
La diferencia ahora es que se ha conseguido algo que parecía insalvable: estabilidad y escalabilidad real.
Todavía queda trabajo por delante en materia de seguridad, materiales y costes de fabricación. Pero lo que antes era pura teoría, hoy ya está tomando forma de dispositivo utilizable.
Fuente | forococheselectricos.com
