China avanza hacia ser el primer electroestado del planeta al fortalecer su seguridad energética mediante energías renovables

China y el nacimiento del primer “electroestado”

La industria de energías limpias ya representa el 10 % del PIB de China, superando al sector inmobiliario y consolidando al país como la mayor potencia mundial en tecnologías renovables. Este giro no es solo una respuesta al cambio climático: responde a razones estratégicas de seguridad energética, independencia de combustibles fósiles importados y modernización industrial.

En abril de 2025, China instaló más capacidad solar en un solo mes que Australia en toda su historia, una muestra del ritmo vertiginoso de su transformación. El plan Made in China 2025 fue el punto de partida de esta estrategia, que integró renovables, movilidad eléctrica y almacenamiento energético en auténticos ecosistemas industriales. Estos clústeres han reducido costes, multiplicado la innovación y creado una cadena de suministro autosuficiente, desde la extracción de litio hasta la fabricación de paneles solares y baterías.

Aunque el carbón sigue presente para garantizar estabilidad en el suministro, la entrada masiva de nueva capacidad solar y eólica está reduciendo su peso en la matriz energética. Según Carbon Brief, las emisiones chinas cayeron un 1,6 % en el primer trimestre de 2025, señal de un cambio estructural. Además, la escala productiva china ha abaratado la electrificación global, facilitando la transición energética en otros países.

La apuesta también tiene un trasfondo geopolítico. China importa más del 70 % del petróleo que consume, una vulnerabilidad que ha acelerado su transición hacia la electrificación. Con más de 20 millones de vehículos eléctricos en circulación y ciudades como Shenzhen donde los motores de combustión son cada vez más raros, el país se acerca a su pico de consumo de petróleo previsto para 2027.

Este cambio redefine el poder mundial. En el siglo XX, el petróleo era la llave de la influencia internacional. Hoy, la energía solar y eólica democratizan el acceso a la producción energética, estabilizan los costes y reducen la volatilidad. Al demostrar que el modelo es viable y rentable, China se perfila como el primer electroestado del planeta, un país cuya fuerza geopolítica se basa en la energía limpia y no en los combustibles fósiles.

Fuente | ecoinventos.com

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