Los propietarios de vehículos más contaminantes —es decir, los que no tienen etiqueta ambiental, pero también los que portan distintivo B o C de la DGT— deben prepararse: arranca una nueva carrera contrarreloj para poner en marcha Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en toda España.
Hasta ahora, solo un 30% de las más de 150 ciudades obligadas a crearlas las tienen activas, pero el Gobierno ha decidido intervenir para garantizar el cumplimiento de la Ley de Cambio Climático, que fijaba 2023 como fecha límite para implantar estas áreas de restricción de tráfico. El objetivo es que la mayoría estén operativas antes de que acabe el año, multiplicando las limitaciones a la circulación.
La Fiscalía revisará el cumplimiento de las ZBE
Según adelantó El Periódico, el Ejecutivo ha activado varias vías de actuación. La primera, a través de la Unidad de Medio Ambiente de la Fiscalía General del Estado, que ya ha comenzado a requerir documentación a los ayuntamientos para evaluar el grado de cumplimiento.
Este paso es el preámbulo de posibles diligencias de investigación y sanciones contra los municipios que sigan sin aplicar las medidas obligatorias. La Fiscalía recuerda que las ZBE deben tener una extensión suficiente, estar debidamente delimitadas y restringir el acceso de los vehículos más contaminantes para ser efectivas.
En comunidades como Cataluña, donde hay numerosas localidades afectadas, los consistorios ya han confirmado haber recibido las peticiones formales de información.
Un nuevo decreto obligará a multar en las ZBE
Además del control judicial, el Gobierno prepara un Real Decreto, impulsado por los Ministerios de Transición Ecológica e Interior, que obligará a imponer sanciones efectivas dentro de las Zonas de Bajas Emisiones.
Con esta medida se busca acabar con las llamadas “ZBE falsas”, aquellas que existen sobre el papel pero no aplican multas ni restricciones reales. El nuevo texto legal exigirá que los accesos estén señalizados —como ya establece la señal R-120— y que las infracciones se consideren faltas graves, con multas de 200 euros, según lo previsto en la Ley de Tráfico.
Sanciones también para los ayuntamientos
El Gobierno ha advertido que los municipios que no cumplan la normativa perderán las ayudas estatales al transporte público. Además, la Abogacía del Estado estudia castigar a las administraciones locales que recibieron fondos europeos Next Generation para implantar sus ZBE y aún no las han activado.
Estas infracciones podrían calificarse de graves o muy graves, con sanciones que multipliquen por dos o por tres las subvenciones recibidas.
Paralelamente, Interior y Transición Ecológica ultiman un documento técnico que fijará los requisitos mínimos de las ZBE: fecha límite de entrada en vigor, perímetro delimitado, restricciones a los coches más contaminantes y obligación de sancionar los incumplimientos.
Llegan nuevas restricciones para los coches con etiquetas B y C
El endurecimiento normativo provocará una avalancha de nuevas Zonas de Bajas Emisiones de aquí al 1 de enero de 2026, según El Periódico. Los vehículos sin etiqueta ambiental quedarán prohibidos en la mayoría de las ciudades, pero los coches con pegatina B y C también afrontarán limitaciones crecientes.
Algunas urbes —como Madrid, Getafe, Estepona, Bilbao, San Sebastián, Málaga, Palma de Mallorca o Valladolid— ya aplican multas de 200 euros por acceder indebidamente a sus ZBE.
Y el horizonte será aún más estricto: Cataluña se convertirá en 2028 en la primera comunidad autónoma que vetará el acceso a todos los vehículos con etiqueta B en las Zonas de Bajas Emisiones de su territorio.
Un nuevo escenario de movilidad urbana
El Ejecutivo busca con esta ofensiva acelerar la reducción de emisiones urbanas y homogeneizar la aplicación de la ley en todo el país. Sin embargo, el resultado inmediato será una mayor presión sobre los conductores de coches con motores de combustión y una reconfiguración del mapa de movilidad en las principales ciudades españolas.
Las multas, sanciones y restricciones marcarán el camino hacia una nueva etapa: la de una movilidad más limpia, pero también más controlada.
Fuente | autopista.es