Once empresas gasistas de nueve países de la UE proponen una red troncal de transporte de 23.000 kilómetros de tuberías de gas existentes que pasa principalmente por Valencia, Barcelona, Puertollano, Bilbao, Madrid, Zaragoza, A Coruña, Huelva y Gijón.
Con uve de verde y también de Valencia. H2Ports es el proyecto que convertirá el puerto de esta ciudad en el primero de Europa con vehículos propulsados por hidrógeno renovable para reducir emisiones contaminantes en 2023. Una acción pionera que solo es un ejemplo del interés existente en que esta tecnología sea motor de la recuperación y sitúe a España como país de referencia.
La hoja de ruta del hidrógeno: una apuesta por el hidrógeno renovable es el documento aprobado en octubre pasado que fija los objetivos “para impulsar este vector energético sostenible clave para que España alcance la neutralidad climática, con un sistema eléctrico 100% renovable, no más tarde de 2050”, explicaba Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y vicepresidenta cuarta del Gobierno, en el foro Hidrógeno renovable: una oportunidad para España, convocado por el Miteco en noviembre. “Podemos ser líderes en ello y reforzar así nuestra ambición sostenible”, aseguró el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en dicho evento, incidiendo en los 8.900 millones que se invertirán hasta 2030 para alcanzar 4 GW de potencia instalada de electrolizadores a través de fuentes renovables; es decir, un 10% del objetivo marcado en la UE.
Desde entonces, lo de “color verde, esperanza” nunca ha sido más real. Y la letra hache, supuestamente muda, ha pasado a decir mucho como inicial de la palabra y símbolo de su átomo (H). El primer elemento de la tabla periódica –“un gas incoloro, inodoro e insípido”– quiere liderar la descarbonización. Más aún ahora que la pandemia insta a vertebrar una contundente recuperación.
Todas las energéticas españolas han presentado planes inversores dentro del Next Generation europeo
Desde entonces, lo de “color verde, esperanza” nunca ha sido más real. Y la letra hache, supuestamente muda, ha pasado a decir mucho como inicial de la palabra y símbolo de su átomo (H). El primer elemento de la tabla periódica –“un gas incoloro, inodoro e insípido”– quiere liderar la descarbonización. Más aún ahora que la pandemia insta a vertebrar una contundente recuperación.
Para empezar y resolver la dificultad del transporte, en julio de 2020 once compañías europeas de infraestructuras de gas –entre ellas, Enagás– plantearon en el informe European hydrogen backbone, de Gas for Climate, una red troncal de hidrógeno en Europa que conecte los centros de suministro y demanda (ver mapa). Por su parte, las empresas energéticas no han podido recoger mejor el guante. Aunque, ya antes, se conocían cerca de una treintena de propuestas e inversiones destinadas a ello.
No obstante, ahora mismo, solo Enagás contabiliza “más de 30 proyectos de la mano de 50 socios”, indica Antonio Llardén, su presidente. Entre estos, con Naturgy en La Robla (León), “que promoverá la mayor planta de hidrógeno española”, y también en Gijón (Asturias); en Green Hysland (Mallorca), con Acciona, Cemex y Redexis (que invertirá 60 millones en cinco años), “que convertirá al país en un hub en el sur de Europa, con el primer proyecto mediterráneo seleccionado para recibir financiación europea”; y con Repsol en SUN2HY, “que creará una tecnología propia que transforme la solar en esta otra mediante una planta de fotoelectrocatálisis”.
Repsol también lidera el consorcio H24All “para desarrollar el primer electrolizador alcalino de 100 MW en Europa que se instalaría en el complejo de Petronor, en el País Vasco, propuesta presentada a los fondos del European Green Deal”, explican fuentes de la empresa. Y coincidiendo en el tiempo, Endesa ha anunciado 23 iniciativas por “más de 2.900 millones para poner en marcha 2.000 MW de potencia renovable en As Pontes (Galicia), Huelva, Teruel, Almería, Tarragona, valle del Ebro, Compostilla y Seseña, en el territorio peninsular, y Tirajana, Granadilla y Alcudia, en el extrapeninsular”, detallan.
Solo Enagás contabiliza más de 30 proyectos de la mano de 50 socios
Por su parte, Iberdrola, que explotará una planta hidrogenera en Barcelona para el suministro al servicio público de autobuses, también tiene su megaplán: 53 proyectos que movilizarán 2.500 millones para conseguir una producción equivalente al 25% del objetivo nacional, asimismo enmarcado en el programa Next Generation UE, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en el que el Gobierno ha anunciado una inversión de 1.500 millones para el impulso de esta tecnología limpia. Y podríamos seguir citando ejemplos en Madrid, Illescas (Toledo), Tenerife, Amorebieta, etc. Imposible reflejar tanta toma de posiciones.
Pero, “¿de no estar ahí los fondos europeos, habría tanto interés? Me cuesta creerlo. Esto es hacer de la necesidad virtud y tratar de revalorizar así el sector del gas. Por supuesto que esta energía está llamada a jugar un papel crucial, sobre todo en el transporte, pero no pongamos la carreta antes que los bueyes. Y sobre todo, confiemos en que no se saque el banderín del hidrógeno verde para seguir produciendo el de otros colores”, opina Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables.
Desde Puertollano (Ciudad Real), considerada la futura capital del hidrógeno verde, Carlos Fúnez, responsable de la unidad de innovación abierta del Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2), piensa que “esta vez sí puede cuajar, no como en la anterior crisis que nos quedamos con las ganas. Esto es un no parar, pues estamos prestando mucho servicio de asesoría. Nadie quiere meterse en el negocio sin conocerlo; pero no se puede pretender avanzar en dos años lo que tiene un recorrido de mucho más tiempo”.
En las paredes de este centro, referente en Europa por su carácter integrador tanto por incluir toda la cadena de valor como por ser público privado, luce una cita de Julio Verne que así concluye: “El agua será el carbón del futuro”. A finales del siglo XIX era ficción, hoy es ya casi real.
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