La búsqueda de nuevas opciones de movilidad sostenible ha llevado al desarrollo de tecnologías que estaban aparcadas desde hace muchos años y, una de esas tecnologías son los coches de hidrógeno. Sin embargo, en las últimas semanas han salido a relucir diferentes problemas que este tipo de coches puede generar, entre los cuales se destacan lo costosas que pueden ser sus reparaciones.
Es un hecho que en el momento en que lanzaron al mercado los coches de hidrógeno, muchos advirtieron sobre los altos costos económicos, especialmente en lo que respecta a practicidad y eficiencia. Pese a ello, algunos usuarios se arriesgaron y comenzaron a comprar uno de los modelos que funcionan a batería. Lamentablemente, también son muchos los que se arrepienten.
El problema de los coches de hidrógeno
Como comentamos anteriormente, los coches de hidrógeno se han posicionado como una alternativa interesante de movilidad sostenible. Sin embargo, desde el punto de vista de costos y practicidad, se trata de un modelo de vehículo sumamente ineficiente, al menos con la tecnología que se maneja en la actualidad.
Es por lo que estamos analizando que algunos usuarios se han mostrado arrepentidos y han explicado las razones detrás de ese arrepentimiento. Por ejemplo, uno de los propietarios de estos coches ha especificado los gastos que ha supuesto el modelo Hyundai ix35 FCEV.
El diario que recoge sus declaraciones comienza explicando que, básicamente, uno de los principales problemas a los que se enfrentó fue la ausencia de lugares para repostar el vehículo, esto pese a lo atractivo de su amplia autonomía, la cual oscila entre los 450 y 500 kilómetros con cada depósito.
En este contexto, uno de los lugares más cercanos estaba, aproximadamente, a 110 kilómetros de su casa. Esto le obligaba a tener sumo cuidado con los desplazamientos, siempre con la previsión de no quedarse sin autonomía antes de llegar a la estación. Pese a ello, esta situación no desanimó a este propietario, pero sí lo ha comenzado a hacer los problemas mecánicos del vehículo.
Después de 84.000 kilómetros recorridos y, aproximadamente siete años desde la compra, el vehículo comienza a dar fallos importantes. Y es que, como relata, una mañana el coche simplemente dejó de funcionar y el mensaje de su tablero de mando indicaba la necesidad de llevar el vehículo a un taller.
En este caso, se está ante uno de los primeros retos, ya que debe ser un taller especializado, lo que aumenta los costos. No todos los talleres cuentan con el personal, equipos y herramientas para atender este tipo de coches. De hecho, son muy pocos y esto tiene un impacto directo en los costos.
Los altos costos de las reparaciones
Una vez encontrado un taller capacitado para atender a este tipo de vehículo, el problema siguiente estaba relacionado con el coste de la reparación. Y es que el coste era tan elevado que, por lo que iba a pagar, podía tranquilamente comprar hasta tres coches eléctricos completamente nuevos. Con esta comparación es posible entender lo elevado del precio que supone este tipo de servicios para los coches de hidrógeno.
Básicamente, la reparación requería una inversión que superaba los 100.00 euros. Esto se debe, entre otras cosas, a las pocas unidades en existencia, la poca oferta de talleres especializados y, por supuesto, la tecnología compleja que impulsa el funcionamiento de este tipo de coches.
De hecho, solo la pila de combustible tiene un costo superior a los 80.000 euros. Sin duda se trata de un tipo de vehículo con tecnología compleja para la cual es necesario el uso de componentes sumamente costosos y únicos. Por todo lo anterior, se trata de un tipo de tecnología que no termina despegar y es entendible porque unido a los altos costos iniciales para su adquisición, se suman todos los aspectos que comentamos anteriormente.
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