La falta de puntos de carga en Europa, y especialmente en España, es todavía un obstáculo en las ventas de vehículos eléctricos
Aunque el número de cargadores públicos para coches eléctricos no deja de aumentar, su ritmo de crecimiento no está a la altura de las ventas de los propios vehículos eléctricos, según han advertido diversas fuentes de la industria. Una disonancia que podría suponer un obstáculo en las ventas futuras de vehículos eléctricos en los próximos años, y que pone de manifiesto la necesidad de aumentar el ritmo de instalación de puntos de carga en Europa, y también muy especialmente en España.
Las matriculaciones de coches eléctricos de batería (BEV) y coches híbridos enchufables (PHEV) alcanzaron las 458.915 unidades el año pasado, sumando la Unión Europea y Gran Bretaña, según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Una cifra que supone un aumento del 110 % respecto a hace sólo dos años, en 2017.
Sin embargo, el despliegue de puntos de recarga para coches eléctricos creció solamente un 58 % en ese mismo periodo de tiempo. El número total supera ya los más de 203.000 cargadores en toda Europa, pero podrían no ser suficientes para dar abasto a un parque enchufable que crece a un ritmo mucho mayor. Según el director general de ACEA, Eric-Mark Huitema, esto es «potencialmente muy peligroso, ya que pronto podríamos llegar a un punto en el que el crecimiento en la acogida de vehículos eléctricos se estanque si los consumidores concluyen que no hay suficientes puntos de carga a los que puedan acudir, o que tienen que hacer cola demasiado tiempo para un cargador rápido».
Esto abre otra disyuntiva: ¿se están instalando cargadores lo suficientemente rápidos con vistas al futuro? Actualmente una gran mayoría de ellos tienen una potencia máxima de 50 kW, pero la evolución de la tecnología de los coches eléctricos y sus baterías, junto con la necesidad de reducir los tiempos de espera, hacen presagiar que esa potencia podría quedarse corta en una próxima generación de coches eléctricos. De hecho, son ya bastantes los modelos a la venta en el mercado que admiten recargas rápidas a 120, 150, o incluso 270 kW en el caso del Porsche Taycan. El futuro Lucid Air, que llegará al mercado en 2021, podrá recargar a 300 kW de potencia.
Es cierto que la mayoría de recorridos diarios son en trayectos urbanos, de manera que recargando en casa o en el trabajo se reduce el problema del tiempo empleado en las paradas. No obstante, ante un notorio crecimiento del parque eléctrico puede darse la circunstancia -como ocurre a veces en otros países como Noruega- de que haya una cola de espera para cargar en algunos puntos públicos. Desde Transport & Environment señalan que los esfuerzos deben dirigirse hacia varios puntos prioritarios, especialmente «la carga privada en edificios y en locales comerciales con aparcamiento» para coches enchufables.
Un usuario de coche eléctrico enchufando su vehículo.
Por su parte, ACEA ha instado a la Comisión Europea a acelerar una revisión planificada de las normas de la Unión Europea sobre infraestructura de carga a fin de establecer objetivos vinculantes para que los países desplieguen más cargadores. Según un portavoz de la Comisión, hay prevista una estrategia de transporte limpio para finales de este año que tendrá como objetivo «impulsar el despliegue de la infraestructura de carga en toda la UE y aumentar el número total de estaciones de carga». El ejecutivo europeo planea usar fondos comunes para instalar el millón de estaciones públicas de recarga que, según calculan, serán necesarias para los 13 millones de vehículos eléctricos que se esperan en las carreteras de Europa para 2025.
La situación en España es peor, si cabe. Según el último Barómetro de Electromovilidad de ANFAC, España se sitúa a la cola de toda la Unión Europea en términos de penetración del coche eléctrico e infraestructura de recarga. En el segundo trimestre de 2020, y a pesar del crecimiento del mercado en nueve décimas, España se situó en penúltima posición por cuota de vehículos eléctricos, solamente por detrás de la República Checa.
El segundo trimestre del año se vio todavía condicionado por la caída de ventas a consecuencia de coronavirus y, aunque tras la reapertura de los concesionarios los coches eléctricos han ido recuperando la demanda y aumentando su cuota de mercado, España no logra alcanzar el ritmo de crecimiento de los países europeos. Aunque cada vez cuentan con más aceptación, en lo que va de año, los coches eléctricos representan solamente el 1,7 % del total de coches vendidos en nuestro país.
España también queda en última posición en cuanto al desarrollo de infraestructuras de recarga, claramente insuficiente con un crecimiento de solamente nueve décimas. En el segundo trimestre del año, España registró 272 nuevos puntos de recarga públicos, alcanzando un total de 7.879 puntos en todo el país. En los principales corredores del país, y si no tenemos en cuenta los Supercargadores de Tesla, apenas unas pocas estaciones tienen cargadores rápidos por encima de 100 kW.
España necesita reforzar e impulsar más aún la electrificación del parque automovilístico, como se está haciendo en otros países de Europa, y para ello son necesarios varios puntos clave: acelerar la infraestructura de recarga tanto en vías interurbanas como urbanas; eliminar las numerosas trabas administrativas a la hora de instalar nuevos cargadores públicos, y fomentar la demanda de vehículos eléctricos mediante ayudas a la compra y otros estímulos.
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