A pesar de los esfuerzos llevados a cabo en los últimos tiempos por la Unión Europea para reducir su dependencia (energética, tecnológica y de materias primas) de potencias externas, hasta el momento los avances están siendo tímidos. El sector de las baterías es un buen ejemplo de ello, ya que los fabricantes locales dependen enormemente de las cadenas de suministro controladas por China.
En este contexto, las baterías de sodio están comenzando a constituirse como una alternativa cada vez más atractiva frente a las de litio. Sin ir más lejos, el especialista sueco Northvolt presentó hace apenas unas semanas sus primeras celdas de este tipo, las cuales ofrecen una densidad energética de 160 Wh/kg y prescinden de minerales críticos como el litio, el cobalto, el níquel o el grafito.
El CEO y cofundador de Northvolt, Peter Carlsson, ha detallado en una reciente entrevista los motivos que han llevado a la empresa a optar por esta tecnología en detrimento de la LFP (litio-ferrofosfato), cada vez más popular gracias al impulso de los grupos chinos.
Entre otras cosas, cita sus elevados costes ambientales (alta huella de carbono, ausencia de una metodología de reciclaje eficiente…) y el hecho de que su adopción conllevaría una gran dependencia de la cadena de suministro existente.
Las baterías de sodio de Northvolt ofrecen una densidad energética similar a las LFP
Frente a las baterías LFP, las de sodio de Northvolt son más sostenibles (su huella de carbono es de 10-20 kg de dióxido de carbono por kWh, muy por debajo de los 100-150 kg por kWh de unas de litio equivalentes), seguras y ofrecen un mejor rendimiento a temperaturas extremas. También son más fáciles de reciclar.
«Vemos que la generación actual de nuestras baterías de iones de sodio de 160 kWh/kg es la más adecuada para el almacenamiento energético, pero hay un camino hacia mayores densidades energéticas que también permitirá su uso en vehículos, lo que reducirá los costes y aumentará la sostenibilidad de la movilidad eléctrica», explica Anders Thor, director de comunicación de Northvolt.
El sodio es un material mucho más abundante y barato que el litio; además, está más distribuido geográficamente. «Los materiales que utilicemos en las baterías del futuro serán importantes para poder pasar a las energías renovables y a una flota de vehículos libre de fósiles», afirma Rickard Arvidsson, profesor asociado de análisis de sistemas ambientales en la Universidad Tecnológica de Chalmers.
“Las baterías de iones de litio se están convirtiendo en una tecnología dominante en el mundo y son mejores para el clima que la tecnología basada en fósiles, especialmente en lo que respecta al transporte. Pero el litio plantea un cuello de botella. No se pueden producir baterías de litio al mismo ritmo que se desea producir coches eléctricos, y los depósitos corren el riesgo de agotarse a largo plazo.
El almacenamiento energético es un requisito previo para la expansión de la energía eólica y solar. Dado que el almacenamiento se realiza predominantemente con baterías, la pregunta es, ¿de qué estarán hechas esas baterías? La mayor demanda de litio y cobalto podría ser un obstáculo para este desarrollo. Las baterías basadas en materias primas abundantes podrían reducir los riesgos geopolíticos y la dependencia de regiones específicas, tanto para los fabricantes de baterías como para los países».
Foro coches eléctricos