La empresa nanoFLOWCELL, de origen suizo, es la que está detrás del desarrollo de las baterías de flujo. Una tecnología que se basa en dos electrolitos líquidos de sales metálicas que, mediante una reacción redox, genera la energía eléctrica necesaria para que funcione el motor eléctrico de un vehículo, Los datos de la empresa apuntan a una densidad energética 20 veces superior –densidad energética gravimétrica-, de modo que han podido ya alcanzar los 2.000 km de autonomía máxima y con otros resultados muy prometedores.
La batería de flujo está lista, hasta 2.000 km de autonomía y otras ventajas frente a las baterías de estado sólido
En realidad, no hay novedades relevantes en el desarrollo de esta batería de flujo, de la que tenemos conocimiento desde hace unos diez años, más allá de que la compañía sigue haciendo mejoras técnicas de relativa importancia y, sobre todo, pruebas de estabilidad y durabilidad. Lo último sobre lo que han informado es dela presencia del QUANTiNO twentyfive, su prototipo de coche eléctrico con batería de flujo, en el Top Marques de Mónaco. Allí, los interesados han podido ver cómo es este singular coche eléctrico que tiene su mayor atractivo en esta innovadora batería que promete alcanzar hasta 2.000 km de autonomía.
Como te iba contando, esta singular batería se basa en dos electrolitos líquidos de sales metálicas, uno positivo y otro negativo, que producen una reacción redox en el intercambio y como resultado se genera la energía eléctrica que alimenta el tren motriz eléctrico del QUANTiNO twentyfive. Es un sistema no inflamable, inocuo y que además ofrece 20 veces más densidad energética gravimétrica que las actuales baterías de iones de litio con electrolitos líquidos. Y esto, evidentemente, es lo que explica que se pueda alcanzar una autonomía tan alta en un coche relativamente pequeño y, además, con un peso contenido.
No solo resuelve las limitaciones de autonomía, sino que además se carga tan rápido como un gasolina, o un diésel, porque solo se tienen que rellenar los tanques de electrolito líquido positivo y negativo. A diferencia de lo que ocurre con los vehículos de pila de combustible, alimentados por hidrógeno, no requiere de una gran presión ni en el repostaje, ni en el almacenamiento ni en el transporte del líquido. Que, por cierto, desde la compañía explican que tampoco es tóxico.
En los últimos tiempos han estado trabajando en demostrar la alta fiabilidad de este sistema. Y según los datos que han facilitado hasta ahora, se ha podido comprobar que puede trabajar durante más de 10.000 horas sin que se produzca un desgaste significativo en las bombas o en las membranas. Esto, en cifras más fáciles de comprender, se traduce en más de 350.000 kilómetros en el odómetro sin que haya pérdidas significativas. De hecho, el sistema parece que no sufre de una pérdida progresiva de autonomía, como está de sobra comprobado que sí ocurre en los coches eléctricos. Ahora bien, no parece que haya un interés excesivo por parte de las grandes marcas.
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