La Comisión Europea y el sector de la automoción han convenido en anticipar para finales de este año la revisión sobre el futuro del motor de combustión

Coincidiendo con el IAA Mobility de Múnich y a las puertas de la Semana Europea de la Movilidad, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, se reunió este jueves con los principales fabricantes de automóviles para revisar los plazos de la transición energética y debatir el futuro del sector. Sobre la mesa, la posibilidad de modificar el límite de 2035 para prohibir la venta de coches de combustión.

Se trata de la tercera cita dentro del diálogo estratégico impulsado por Bruselas, tras las reuniones de enero y marzo. A la convocatoria acudieron directivos como François Provost (Renault), John Elkann (Stellantis), Oliver Zipse (BMW) y Ola Källenius (Mercedes y presidente de ACEA).

Las demandas del sector

Los fabricantes insistieron en que la estrategia climática no puede centrarse solo en los vehículos nuevos. Propusieron acelerar la renovación del parque automovilístico europeo, donde 150 de los 250 millones de coches superan los diez años de antigüedad. También reclamaron más incentivos de compra, simplificación normativa para garantizar rentabilidad y apoyo a las cadenas de valor de baterías, semiconductores y materias primas frente al dominio chino.

El presidente de Mercedes fue claro: “Cumplir los estrictos objetivos de CO₂ para 2030 y 2035 ya no es viable en el momento actual”. En paralelo, la ACEA defendió un enfoque “pragmático, tecnológicamente neutro y flexible” para cumplir los objetivos climáticos de París sin poner en riesgo la competitividad europea.

Bruselas pide realismo

Von der Leyen subrayó tras la reunión que la Comisión está protegiendo a la industria frente a la competencia desleal y facilitando acceso a materias primas. “Combinaremos la descarbonización y la neutralidad tecnológica. No puede haber un business as usual”, afirmó. La presidenta también anunció la movilización de 1.800 millones de euros para reforzar la producción europea de baterías.

Fuentes comunitarias consultadas apuntan a que la solución podría pasar por una moratoria parcial o por países, lo que permitiría a los fabricantes ganar tiempo sin cuestionar el objetivo final de cero emisiones en 2050.

Presión desde Múnich

En paralelo al salón del automóvil de la capital bávara, la industria alertó de que la normativa es “demasiado rígida”. El canciller alemán Friedrich Merz pidió una regulación “inteligente y flexible”. El sector, que genera 13 millones de empleos y el 7 % del PIB europeo, teme que los plazos forzados amenacen la inversión ya comprometida.

La otra gran apuesta pasa por abaratar el vehículo eléctrico. Grupos como Volkswagen ya preparan modelos entre 20.000 y 25.000 euros, que se fabricarán en España, con el objetivo de ampliar la base de clientes.

Von der Leyen lo resumió en Estrasburgo: “Europa debe tener su propio coche eléctrico. No podemos dejar que China conquiste este mercado”.

Fuente | elperiodico.com

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