La pérdida de diseñadores clave y el desplome de las ventas llevan a Tesla al borde del colapso

El conjunto de factores negativos que indican que Tesla atraviesa un momento muy crítico es evidente: ventas en descenso, crisis de modelos, tecnología desfasada, baja calidad y disminución de la fidelidad a la marca.

A menos que haya una intervención de última hora por parte de Trump mediante algún contrato corrupto con el Pentágono, Tesla parece tener todas las probabilidades de colapsar en 2025. 2024 fue desastroso para la compañía de Elon Musk. Malos resultados. Múltiples retiradas de productos. Un historial de seguridad deficiente. El fracaso del Cybertruck y el derrumbe de las ventas. Todo esto vinculado a problemas de diseño y falta de innovación. Una alarmante caída en la fidelidad a la marca debido a la polémica actividad política del CEO de DOGE. Y ahora otra señal que confirma lo evidente: dos de sus principales diseñadores han dejado la empresa. No es casualidad que Ross Gerber, uno de sus primeros inversores y mayores defensores, esté advirtiendo que la empresa se desplomará en 2025. Los astros parecen alinearse para un ajuste de cuentas con el sudafricano convertido en seguidor de los nazis.

Los escapados son David Imai y Bernard Lee, dos diseñadores experimentados que jugaron un papel clave en el desarrollo de los vehículos de Tesla, incluido el Model 3. Imai informó sobre su partida a un estudio de diseño de embarcaciones hace dos semanas. Concluyó una carrera de 13 años y 10 meses en la empresa automotriz, los últimos cinco años como Director de Diseño.

Aún más preocupante es la marcha de Lee. Miembro fundador del estudio de diseño de Tesla, el ex diseñador de Mazda llegó a Tesla en 2008, Lee participó en todos los vehículos como diseñador principal o de apoyo desde el mismísimo Tesla Roadster (pero, quizás intencionadamente, parece que no tuvo que ver nada con el Cybertruck).

Aunque la marcha de dos diseñadores de alto nivel de una empresa puede ser o no una señal de problemas series, es difícil no ver una conexión con el hecho de que esto haya ocurrido justo en un periodo en el que Tesla está sumido en una clara crisis de diseño, ventas, seguridad y control de calidad. La compañía tejana no ha respondido a nuestras peticiones de comentarios.

El golpe final

En los últimos años, Tesla ha estado bajo un creciente escrutinio debido a la baja calidad, las decisiones de diseño erróneas y las malas elecciones personales de su fundador. Hasta hace poco, la compañía del aspirante a emperador marciano había logrado esquivar esas crisis gracias a ser prácticamente el único fabricante de vehículos eléctricos. Sin embargo, a medida que los fabricantes tradicionales ampliaban su oferta de autos eléctricos, los fallos de Tesla se hicieron cada vez más evidentes e imposibles de pasar por alto tanto para sus clientes como para el público en general.

El crecimiento de las ventas globales de Tesla se ha estancado y han caído drásticamente en los últimos trimestres. Los resultados del mes pasado y los de febrero —que se anunciaron ayer en Europa— son devastadores y no dejan lugar a discusión. La industria sigue creciendo gracias a los modelos de marcas tradicionales, pero las ventas de Tesla han caído un 45,2%. Un verdadero desastre que sigue la misma tendencia.

Aún más alarmante es el creciente poder de China, especialmente de BYD. Los fabricantes de automóviles chinos han estado lanzando diseños innovadores en 2024 que parecen fascinar a los consumidores. Como consecuencia, están dominando Asia y expandiéndose agresivamente en Europa y el resto del mundo. BYD es ahora el mayor productor de vehículos eléctricos del planeta, superando a Tesla.

Otra tendencia preocupante para Tesla es la drástica pérdida de lealtad de sus clientes, una situación que ya venía padeciendo en 2023 y principios de 2024 debido a los problemas de calidad de la empresa. Ahora se añade el factor político: un estudio reciente de S&P Global Mobility reveló que la tasa de compradores que repiten con Tesla en los estados de tendencia demócrata disminuyó del 72% en el cuarto trimestre de 2023 al 65% en el mismo periodo de 2024. Los datos de estos últimos meses indican que la crisis, lejos de cesar, se está intensificando. La caída refleja claramente que Tesla está perdiendo terreno en un grupo demográfico clave, lo que podría añadir presión negativa a sus ventas y cuota de mercado a largo plazo.

Mientras tanto, su famoso robot Optimus sigue sin aparecer, mientras los fabricantes chinos avanzan rápidamente. Y su piloto automático —que lleva años de retraso— junto con los prometidos taxis autónomos tampoco parece que lleguen en el corto o medio plazo.

La salida de estos dos diseñadores clave dificultará aún más la capacidad de Tesla para innovar y diferenciar sus productos en este mercado altamente competitivo. O quizás sea una oportunidad para cambiar radicalmente su diseño obsoleto. Pero hacerlo ahora, justo cuando la compañía necesita desesperadamente un modelo económico y competitivo, parece un suicidio. La empresa perdió un tiempo valioso cancelando este modelo en favor del fallido Cybertruck. Después del desastre de ventas de este último, Musk ahora promete un Tesla asequible.

El futuro se ve sombrío y es difícil imaginar cómo la empresa podrá salir de este huracán perfecto. Me parece que su única salida podría ser la intervención de Trump con su rotulador rojo.

Fuente | elconfidencial.com

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