El desarrollador sueco Northvolt, acaba de confirmar el desarrollo de una batería de sodio pensada para aplicaciones como el almacenamiento energético y el sector del transporte. Un paso adelante muy importante que pone a Europa en el foco de una alternativa más sostenible, pero también más económica.
De momento no hay muchos datos de este interesante proyecto que supone uno de los primeros de los grandes desarrolladores europeos con esta prometedora química, pero según Northvolt, la celda adopta el formato de bolsa, contrariamente al formato cilíndrico que adoptan la mayor parte de los desarrolladores, y tiene una la mayor densidad energética en su clase, con más de 160 Wh/kg. Algo que le colocan a la altura de las LFP.
A pesar de estar por debajo de las baterías de níquel-cobalto, esta se produce prescindiendo de componentes como el litio, níquel, cobalto o grafito, materias primas clave para la mayoría de las baterías que en muchos casos supone depender de una producción dañina para el medio, la explotación de personas, o directamente depender de la voluntad de los países productores, como China. También son baterías más difíciles y caras de reciclar, frente a la mayor facilidad de las de sodio.
La primera generación de baterías está lista para su producción y está diseñada para dar solución a los sistemas de almacenamiento estacionario. Algo que hemos visto hace unos días como es un apartado clave en la transición energética hacia las energías renovables.
Pero desde Northvolt se ha indicado que ya trabajan en una segunda generación que mejorará su densidad energética, y que podrá ser utilizada en aplicaciones de transporte, como coches eléctricos o transporte pesado.
El diseño de Northvolt se basa en un ánodo de carbono duro y un cátodo “blanco de Prusia” con alto contenido de sodio. Una química más sostenible y mucho más económica que las baterías convencionales fabricadas con níquel, manganeso, cobalto o litio-ferrofosfato. Además, se añade a sus beneficios la mayor estabilidad térmica cuando se someten a altas temperaturas, algo que las convierten en una interesante alternativa en lugares donde el termómetro sube de temperatura habitualmente, como India, Oriente Medio y África.
Según el director ejecutivo de la compañía, Peter Carlsson: «Nuestra tecnología de iones de sodio ofrece el rendimiento necesario para permitir el almacenamiento de energía con una duración más larga que las químicas de baterías alternativas, a un menor coste«.
Un nuevo paso adelante de una de las principales empresas de baterías de Europa, que como recordamos cuenta con clientes como BMW, Volvo, Polestar o Volkswagen, que acumulan pedidos por valor de más de 55.000 millones de euros, y que es un símbolo de la resistencia del viejo continente a la avalancha china.
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