El término de cero emisiones usado por Bruselas abre la puerta a los motores de combustión sin emisiones
La nueva normativa europea que prohibía la venta de coches de combustión a partir de 2035 está en el aire a la espera de que Bruselas y Alemania alcancen un acuerdo para su aprobación definitiva por los ministros de los 27 países miembros.
Lo que parecía ser un mero trámite de aprobación por parte de los ministros se ha convertido en un obstáculo que puede llegar a ser insalvable para esta normativa. Lo que echaría por tierra años de trabajo de socialistas y ecologistas, principales valedores de la normativa que obliga a que todos los coches que se vendan desde 2035 sean cero emisiones.
Alemania no se fía
Alemania exige a Bruselas garantías por escrito que certifiquen que los combustibles sintéticos van a estar permitidos a partir de este año, lo que supondría una puerta abierta a los motores de combustión.
Los combustibles sintéticos, e-fuels o combustibles de laboratorio son carburantes fabricados en laboratorio sin necesidad de utilizar sustancias fósiles como puede ser el petróleo, uno de sus principales beneficios. Además, sus emisiones contaminantes son cero, con lo cual serían perfectamente compatibles con la petición de Bruselas.
El único problema de estos combustibles a día de hoy, aún están en plena fase de desarrollo, es que para su producción son necesarias cantidades ingentes de agua y de recursos energéticos.
Agua y energía
Es por ello que actualmente la única fábrica que existe, financiada por Porsche, entre otros, está en Chile, donde se dispone de agua salina en cantidades suficientes para que no sea un problema, así como de grandes cantidades de energía gracias a la utilización de molinos eólicos. De hecho, está emplazada en la Patagonia chilena, uno de los lugares con mayores rachas de viento de la tierra.
Dentro de la propia factoría se ha levantado el que está considerado como el mayor molino de viento de mundo.
Porsche utiliza ya estos combustibles con éxito en sus coches de competición. Según confirma la propia firma, el único problema en la actualidad es su precio, pues podría costar entre 3 y 4 euros el litro cuando lleguen al mercado. Hay que tener en cuenta que una vez producido el carburante, el transporte por mar encarece mucho el producto.
Ya en competición
Se ha probado también con éxito incluso en aviones, lo que da fe de que se trata de una solución de futuro.
Con estos combustibles Alemania busca dejar una puerta abierta al futuro de los coches con motor de combustión tradicional, pues la normativa europea no habla de prohibir los motores de combustión sino de prohibir los coches que no sean cero emisiones, lo que afecta tanto a los gasolina como a los diésel y a los híbridos.
El Debate