Que los coches eléctricos son una herramienta clave para reducir la dependencia energética de Europa y sus emisiones es un hecho ampliamente reconocido.
Sin embargo, aún existen voces críticas que cuestionan esta alternativa, a menudo basándose en datos erróneos. Entre las acusaciones más comunes está la de que los vehículos eléctricos contaminan más que los de combustión debido a su proceso de fabricación, una afirmación que los datos más recientes desmienten.
Aunque los coches eléctricos a batería son hoy en día la opción principal para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del transporte, es importante recordar que no son completamente neutrales en términos de carbono. De hecho, su producción genera una cantidad significativa de CO2. Según información de la empresa Nelson, un coche eléctrico a batería (BEV) puede emitir hasta 6,57 toneladas de CO2 durante su fabricación.
Esta cifra supera considerablemente las emisiones de un vehículo de combustión durante la misma etapa, que se estiman en 3,74 toneladas de CO2. No obstante, a pesar de este impacto ambiental inicial, un estudio ha demostrado que los vehículos eléctricos son, a largo plazo, más amigables con el medio ambiente que sus contrapartes de motor térmico.
Mayor eficiencia, menores emisiones.
Aunque el proceso de fabricación de los vehículos eléctricos genera más contaminación, estos emiten menos gases de efecto invernadero que los modelos de combustión interna durante todo su ciclo de vida, gracias a su alta eficiencia energética.
Según el estudio, un coche de gasolina alcanza una eficiencia que varía entre un 16% y un 25%, mientras que un vehículo eléctrico puede aprovechar hasta el 91% de la energía almacenada en su batería. En cuanto al consumo, un SUV de combustión necesita entre 6,7 y 21,7 litros de gasolina para recorrer 100 km, mientras que un SUV eléctrico requiere entre 20,9 y 44,6 kWh, lo que equivale a entre 2,3 y 5 litros de gasolina.
Además de su eficiencia energética, la electricidad se está volviendo cada vez más limpia debido a la expansión constante de fuentes renovables, lo que, en algunas regiones, reduce considerablemente el impacto ambiental de la producción de baterías.
El año pasado, en España, las energías renovables alcanzaron una cuota de producción del 55,8%, lo que, sumado a la energía nuclear, representa que las fuentes sin emisiones directas cubrieron el 75,4% de la generación eléctrica. Esto ocurre justo antes de una gran expansión, impulsada por los miles de proyectos renovables actualmente en construcción.
Esto significa que, en países como España, utilizar un coche eléctrico permite reducir las emisiones de dióxido de carbono en más de un 80% en comparación con la compra y el uso de un coche diésel o de gasolina, considerando tanto la fabricación del vehículo como la de su batería.
Los híbridos enchufables (PHEV) son una opción para aquellos que no están listos para dar el salto a un coche completamente eléctrico, o para quienes un vehículo 100% eléctrico no satisface sus necesidades. Estos modelos emiten más dióxido de carbono que los coches totalmente eléctricos, pero siguen siendo menos contaminantes que los de combustión interna, y sus emisiones de CO2 varían según el uso de su motor eléctrico, según el estudio.
Si un PHEV utiliza el modo eléctrico un 54% del tiempo, sus emisiones durante todo su ciclo de vida son entre un 11% y un 53% más bajas que las de un coche con motor de combustión, desde su fabricación hasta el final de su vida útil.
En cambio, si el porcentaje de conducción en modo eléctrico es solo del 26%, la diferencia en emisiones entre el híbrido enchufable y el coche de combustión no supera el 33%.
La conclusión es que tanto los coches eléctricos como los híbridos enchufables generan menos emisiones que los modelos de combustión, desde su producción hasta su uso. Sin embargo, aún existen diversos desafíos que dificultan la adopción masiva de estos vehículos, especialmente los totalmente eléctricos.
Fuente | forococheselectricos.com