Nissan ha informado este martes que procederá al cierre de su planta de fabricación de vehículos situada en Morelos, proceso que se completará durante el año fiscal japonés que finaliza en marzo de 2026. La compañía define esta decisión como parte de una “reestructuración” cuyo objetivo es concentrar toda la producción en su planta ubicada en Aguascalientes. En la planta CIVAC, ubicada cerca de Cuernavaca, están en riesgo alrededor de 4,800 empleos, según datos aportados por Nissan en 2016.
Esta instalación fue la primera que Nissan estableció fuera de Japón y cerrará tras casi seis décadas de operación, desde su apertura en 1966. La empresa explica que este movimiento permitirá centralizar la fabricación de sus modelos actuales y futuros en Aguascalientes, aprovechando tecnología avanzada y recursos modernos para mejorar la eficiencia en la producción, optimizar la logística y fomentar un crecimiento sostenible.
Iván Espinosa, actual presidente y CEO global de Nissan, ha intentado mitigar el impacto de esta noticia con unas palabras en el comunicado oficial: “Hemos tomado una decisión compleja pero necesaria para lograr mayor eficiencia, competitividad y sostenibilidad”.
El cierre en Morelos responde a un proceso de ajuste global de la marca japonesa, afectada por la desaceleración en la demanda de vehículos eléctricos, que había sido una apuesta importante para la firma. Nissan pretende reducir su capacidad productiva global, pasando de 3.5 millones de unidades (excluyendo China) a 2.5 millones, con la intención de mantener un uso cercano al 100% de sus plantas. En Norteamérica, uno de sus mercados clave, el número de fábricas se reducirá de 17 a 10, siendo CIVAC una de las plantas más afectadas.
Durante el primer semestre fiscal japonés de 2024 (de abril a octubre), Nissan sufrió una caída en sus ganancias del 93.5% y anunció el despido de más de 9,000 empleados en Norteamérica y China, otro mercado importante para la compañía.
La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero supuso otro desafío para Nissan. Debido a las amenazas de imponer aranceles para incentivar la producción local, en febrero la empresa advirtió que podría cerrar sus plantas en México. “Exportamos un volumen considerable a EE.UU., por lo que tarifas elevadas afectarían gravemente nuestro negocio”, declaró entonces Makoto Uchida, presidente de la compañía.
Más allá de los despachos, los casi 5,000 trabajadores en las afueras de Cuernavaca son quienes enfrentan la mayor incertidumbre. Sobre ellos, el CEO Iván Espinosa solo manifestó en el comunicado que Nissan se compromete a gestionar esta transición de la mejor manera posible, procurando mantener una relación respetuosa con los empleados afectados en Morelos.
Fuente | elpais.com