La elección de Donald Trump a la presidencia de EEUU no ha gustado en China, pero tampoco en el Grupo Volkswagen, Mercedes o BMW. Una de las medidas clave de su programa electoral consiste en el aumento de los aranceles a las importaciones. También a la importación de coches procedentes de Europa.
El futuro presidente quiere subir los derechos de aduana del 10% al 20% en todos los productos que entren en Estados Unidos, vengan de Europa, México o Canadá (e incluso del 60% al 100% para los productos chinos). Y eso supondrá la pérdida de miles de millones de euros en las arcas de los fabricantes alemanes.
Todos los fabricantes sufrirán, pero Volkswagen será el que más
La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos podría reducir significativamente las ganancias del Grupo Volkswagen, de BMW y Mercedes-Benz. “Hay un alto riesgo de que se impongan aranceles adicionales en EEUU en el futuro”, dijo Daniel Schwarz, analista del banco de inversión Stifel Europe, a Handelsblatt. “Hablamos de un diez por ciento de los beneficios operativos que estarían en riesgo”.
Los fabricantes alemanes de automóviles exportan cada año a Estados Unidos unos 583.000 coches de producción europea y 343.000 coches desde México, según datos de Marklines, una empresa de estudios de mercado especializada en la industria del automóvil, a los que ha tenido acceso Handelsblatt.
La mayoría de ese casi millón de coches son de gama alta con precios y márgenes elevados, un fuerte aumento del impuesto del 2,5% actual a una cifra en torno al 12,5% podría resultar devastador. Según los cálculos de Stifel Europe, las marcas alemanas podrían sufrir una caída de beneficios de entre el 11% y el 15%.
BMW y Mercedes poseen fábricas en Estados Unidos, en Carolina del Sur y Alabama, respectivamente, que no solamente abastecen el mercado estadounidense, sino también a Europa. Aunque algunos modelos no se podrán fabricar en Estados Unidos, la producción de otros tantos sí podría hacerse en EE.UU., si es que desean seguir vendiendo esos modelos al otro lado del Atlántico.
De los tres grandes fabricantes alemanes, el que más sufriría en este caso sería el Grupo Volkswagen. Todos los Porsche vendidos en EE.UU. llegan desde Europa, y el modelo más vendido de Audi en EE.UU. es el Q5 fabricado en México, el cual representa un tercio de las ventas de la marca.
Y si Trump se la tiene jurada a Alemania, no es nada en comparación con la manía que le tiene a México. Así, ha llegado a sugerir un arancel del 200% a los coches fabricados en México y exportados a Estados Unidos. BMW y el Grupo Volkswagen también fabrican coches en México, al igual que Toyota, General Motors y Ford, pero a diferencia de esas marcas, Audi y Porsche no tienen una planta en suelo estadounidense.
Curiosamente, sí Volkswagen tiene una factoría, en Chattanooga, Tennessee. Y habida cuenta de su baja utilización (175.000 coches fabricados en 2023 en una planta con capacidad para más de 500.000 coches al año), no sería descabellado que se pusiese a fabricar el Audi Q5 en caso de necesidad.
Como señala Handelsblatt, esta incertidumbre procedente de Estados Unidos no podía llegar en peor momento. Durante años, Estados Unidos y China han sido los mayores mercados de exportación para los vehículos del Grupo Volkswagen, y con las ventas en China en declive, una reestructuración en Europa con la amenaza de cerrar varias fábricas en Alemania, lo último que necesita es una guerra comercial con Estados Unidos. La cual afectaría a toda la economía alemana, y por ende a toda la europea.
Según Joachim Nagel, Presidente del Bundesbank (Banco Central Alemán), el aumento de los aranceles sobre las importaciones europeas “perjudicaría considerablemente a Alemania”. Y advirtió en una entrevista al semanario alemán Die Zeit que “si se aplicaran los planes arancelarios, bien podría costarnos un 1% de los resultados económicos de Alemania”.
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