El país quiere prohibir la circulación de vehículos diésel en sus calles para el año 2030 y ha comenzado por aplicar esta medida
Durante años, Francia fue (con permiso de Alemania) el paraíso del diésel. Sus dos grandes fabricantes nacionales, Renault y PSA (Peugeot-Citroën, ahora dentro del grupo Stellantis), apostaron con decisión por esta tecnología a través de sus motores dCi y HDi. Sin embargo, todo lo que sube termina bajando, y el gasóleo no ha sido la excepción.
Tras el escándalo del Dieselgate a mediados de la década pasada, Europa ha dado la espalda a este tipo de motorizaciones, que emiten una mayor cantidad de NOx (óxidos de nitrógeno) y partículas contaminantes. Por este motivo, cada vez más urbes del viejo continente han comenzado a tomar medidas para desincentivar su uso.
Eso sí, ninguna ha llegado tan lejos como París, que el pasado 1 de octubre prohibió a algunas de sus gasolineras la venta de este combustible como parte de un plan más amplio para mejorar la calidad del aire. A raíz de esta decisión, cuatro estaciones de servicio operadas por TotalEnergies en las circunvalaciones de la capital gala han dejado de ofrecer diésel.
Esta prohibición, que ha sido posible tras una modificación de las concesiones otorgadas a las gasolineras, por el momento no afecta a todas las estaciones de la ciudad, aunque todo apunta a que en el futuro seguirán el mismo camino, lo que obligará a los usuarios a repostar sus vehículos en las afueras. Esto solo será el principio, ya que París quiere prohibir la circulación de automóviles diésel para 2030; es decir, dentro de apenas seis años.
París prohibirá la circulación de vehículos diésel a partir del año 2030
«Este cierre probablemente provocará un importante traslado de vehículos a las estaciones vecinas, que no están dimensionadas para gestionar esta nueva afluencia de clientes. TotalEnergies está haciendo todo lo posible para acoger a sus clientes en las mejores condiciones posibles«, ha declarado la empresa en un comunicado. Los centros afectados son los de Porte d’Aubervilliers, Porte d’Orléans, Porte de Clignancourt y Quai d’Issy-les-Moulineaux.
La medida, que ya se conocía desde hace meses, ha sido mal recibida por los usuarios, que se han encontrado con los surtidores de gasóleo fuera de servicio y han tenido que trasladarse a otras ubicaciones, en algunos casos con el depósito prácticamente vacío. Es interesante señalar que, a día de hoy, el diésel supone más de dos tercios de las ventas de combustible en Francia.
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