De acuerdo con un reciente informe publicado por Transport & Environment, relocalizar la cadena de suministro de baterías en Europa permitiría reducir las emisiones del proceso de producción en un 37% respecto a China; además, esta cifra aumentaría a más del 60% en caso de emplearse exclusivamente energía de origen renovable.
La fabricación local de baterías supondría un ahorro de 133 megatoneladas de dióxido de carbono de aquí a 2030, el equivalente a las emisiones anuales de Chequia. Sin embargo, la organización alerta de que apenas el 47% de la producción prevista para Europa hasta entonces es segura: el 53% restante podría retrasarse, reducirse o cancelarse sin el apoyo necesario por parte de las autoridades.
Alemania, Francia y Hungría han logrado los mayores avances en capacidad de producción de celdas respecto al año pasado, mientras que España, Finlandia, Noruega y Reino Unido tienen la mayor capacidad con riesgo medio o alto. Por este motivo, Transport & Environment pide que se impongan estrictos requisitos de sostenibilidad que recompensen la fabricación local.
El estudio hace hincapié en que Europa tiene potencial para fabricar el 56% de su demanda de cátodos para finales de la década, algo que será difícil de conseguir si tenemos en cuenta que por el momento sólo hay dos plantas operativas en la región. Lo mismo ocurre con el reciclaje de minerales: sin el apoyo estatal necesario, el viejo continente no aumentará su capacidad al ritmo necesario.
La mitad de la capacidad de producción de baterías proyectada en Europa está en riesgo
«Las baterías y los metales que contienen son el nuevo petróleo. Los líderes europeos necesitarán un pensamiento conjunto para cosechar sus beneficios climáticos e industriales. Los requisitos estrictos de sostenibilidad, como las próximas normas sobre la huella de carbono de las baterías, pueden recompensar la fabricación local limpia. Fundamentalmente, Europa necesita mejores instrumentos en el marco del Banco Europeo de Inversiones para apoyar las inversiones en gigafábricas», explica Julia Poliscanova, directora senior de cadenas de suministro de vehículos y movilidad eléctrica en Transport & Environment.
«La carrera por las baterías entre China, Europa y Estados Unidos se está intensificando. Si bien algunas inversiones en baterías que corrían el riesgo de verse desviadas por los subsidios estadounidenses se han salvado desde el año pasado, cerca de la mitad de la producción planificada todavía está en riesgo. La UE necesita poner fin a cualquier incertidumbre sobre la eliminación gradual de los motores de combustión interna y establecer objetivos de electrificación para asegurar a los inversores de las gigafábricas que tendrán un mercado garantizado para su producto».
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