El Gobierno laborista de Reino Unido, encabezado por el primer ministro Keir Starmer, se encuentra en una encrucijada respecto a la política comercial en el sector automotriz. El secretario de Comercio, Jonathan Reynolds, ha dejado claro que, por el momento, no seguirá los pasos de la Unión Europea y Estados Unidos imponiendo aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China. Sin embargo, se muestra «vigilante» ante los próximos movimientos, consciente de la compleja situación que atraviesa la industria automotriz británica.
La decisión del Reino Unido en torno a esta cuestión tendrá importantes repercusiones, tanto a nivel nacional como en sus relaciones comerciales internacionales. Por un lado, la postura adoptada deberá equilibrar los intereses de los fabricantes de automóviles con el objetivo de mantener la competitividad del sector. Por otro, su posición influirá en las futuras negociaciones y acuerdos con la Unión Europea y China, socios clave para la economía británica.
EL GOBIERNO BRITÁNICO EVALÚA LOS ARANCELES A LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS CHINOS
Reynolds ha admitido haber discutido esta cuestión con sus homólogos del G7, quienes han respaldado la decisión de la UE de implementar trabas comerciales temporales para contrarrestar los «subsidios injustos» que el Gobierno de Xi Jinping ofrece a los fabricantes chinos de vehículos eléctricos. Sin embargo, el secretario de Comercio ha advertido que cualquier medida que adopte el Gobierno de Starmer debe ser la «correcta» para la industria automotriz británica, fuertemente orientada a la exportación.
Hasta el momento, los fabricantes de vehículos del Reino Unido no han solicitado formalmente al Gobierno que inicie una investigación sobre las importaciones de vehículos eléctricos, un requisito previo para que Londres pueda implementar sus propias medidas. Esto podría deberse a la estructura del mercado automovilístico británico, que depende en gran medida de las exportaciones, con solo un 7% de las unidades enviadas al mercado chino.
EL DILEMA ENTRE PROTEGER LA INDUSTRIA LOCAL Y MANTENER LAS RELACIONES COMERCIALES
A diferencia de Alemania, cuya producción de vehículos está fuertemente orientada al mercado chino, el Reino Unido cuenta con una exposición menor a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China. No obstante, según datos de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles (SMMT), el mercado doméstico de vehículos eléctricos en el país está dominado por marcas que fabrican en China, como Tesla, MG y BMW.
Esta situación plantea un dilema para el Gobierno británico, que deberá evaluar cuidadosamente si implementar aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos, lo que podría proteger a la industria local pero también podría afectar las relaciones comerciales con uno de sus principales socios. Mientras tanto, la Unión Europea ha impuesto de manera unilateral aranceles temporales a estas importaciones, en un intento por evitar una «llegada masiva» de vehículos eléctricos baratos subsidiados por el Gobierno de Xi Jinping.