El Reino Unido se desmarca de los aranceles europeos: el Gobierno de este país, que no forma parte de la UE tras el Brexit, ha asegurado que no impondrá tasas más elevadas a los coches eléctricos que importan desde China. Al menos en principio.
Esta medida es para proteger su mercado local y no tanto sus exportaciones, ante posibles represalias. Pero hay una segunda lectura: Reino Unido podría convertirse en la puerta a Europa desde China, importando al continente coches chinos con aranceles más bajos.
“La decisión que tomes tiene que ser la correcta para el sector“
Quien se ha pronunciado ha sido el secretario de Comercio del Reino Unido, Jonathan Reynolds: señala que no están dispuestos a seguir el camino de Euroa y EE.UU imponiendo aranceles a los coches eléctricos llegados desde China. Los de Europa, aún provisionales, se fijan en un 47,6 % como máximo, mientras que previamente EE.UU los impuso del 100 %.
Reynolds admite haber discutido esta medida con sus homólogos europeos, que considera arriesgada. “No descarto nada, pero si tienes una industria muy orientada a la exportación, la decisión que tomes tiene que ser la correcta para ese sector“, ha señalado el representante comercial del Ejecutivo laborista de Keir Starmer según recoge Europa Press.
Recordemos que este incremento de aranceles es una medida proteccionista para la industria europea, al considerar que los cero emisiones de la República Popular son “artificialmente baratos” por los subsidios gubernamentales. Pero también podría ser contraproducente.
¿Puerta a Europa para los coches importados desde China? Si Reino Unido no impone barreras comerciales a los coches eléctricos importados desde la República Popular, podría convertirse en la solución para “saltarse” los aranceles europeos.
A los coches fabricados en plantas británicas, y exportados a Europa, se les aplica una tasa del 10 %. Si las firmas chinas envían en kit los coches y se ensamblan en Reino Unido, podría importarlos al continente aplicando dicha tasa, mucho más baja.
Esto ya se hace. Por ejemplo DR Automobiles recurre a esta estrategia, haciendo lo propio con sus automóviles que proceden de socios chinos como marcas chinas Chery, BAIC o JAC. También la española EBRO en la Zona Franca, al menos en su primera fase. Aunque habría que ver cómo responde Europa a esta “trampa”.
En todo caso, el movimiento de Reino Unido es más para proteger su mercado: un buen grueso de los cero emisiones que se venden en Reino Unido son modelos que se importan desde China de firmas como Tesla, MG (perteneciente a SAIC) y BMW. Tasas más elevadas incrementaría su precio, a pesar de que hay marcas que los están conteniendo de momento.
Y es que las islas no dependen tanto de las exportaciones a China: la mayoría de los coches que venden fuera de sus fronteras se destinan a Europa. De los 700.000 coches que exportó en 2023, sólo el 7 % fue destinado a China (unos 49.000 modelos). Mientras, más del 60% de los coches fabricados en suelo británico se enviaron a países de la UE, según datos de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles (SMMT, por sus siglas en inglés).
Europa dividida con los aranceles a los coches chinos. Hay que tener en cuenta que los aranceles a los coches eléctricos importados desde China no sólo afectan a firmas de la República Popular: marcas como BMW, Volkswagen, Daimler (Mercedes-Benz) o Tesla fabrican algunos de sus cero emisiones en China. Lo que supone que también están gravados con estos impuestos fronterizos.
Esto mantiene a Europa dividida segun les afecte la medida. Según publica Reuters, en una reciente votación no vinculante doce estados miembros votaron a favor, cuatro en contra y 11 se abstuvieron. Francia, Italia y España apoyaron los aranceles, mientras que Alemania, Finlandia y Suecia se abstuvieron.
Alemania es una de las que más tiene que perder por lo antes señalado, pero también por las posibles represalias que adopte China en caso de aplicarse definitivamente los aranceles. De hecho ya han amenazado con aplicar impuestos del 25 % a los gasolina de alta cilindrada que llegan desde Europa a la República Popular, lo que afecta a marcas BMW o Audi.
Pero además, es que Alemania sí que depende en gran parte de China en sus las exportaciones: el año pasado, el tercio de los coches concebidos en sus plantas y enviados fuera de sus fronteras tuvo como destino la República Popular.
Dado que los aranceles no son definitivos, se está valorando reducir los aplicados a las marcas europeas que producen en China denominándolas “empresas comperantes” y a las que se aplica un 20,8 % (por ejemplo Tesla). Y es que hay modelos como el CUPRA Tavascan o el MINI eléctrico a los que se les aplica la tasa más alta (37,8 %) ya que no entraron en la investigación.
En todo caso, Europa, o más concretamente los estados miembros decidirán como tarde en noviembre la aplicación e importes definitivos. Aunque revocarlas, pese a la división de posturas, será complicado. Se necesitaría una mayoría cualificada (que al menos 15 países que representen el 65 % de la población europea voten en contra).
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