El ambicioso proyecto de hidrógeno verde previsto en los terrenos de la antigua central térmica de Meirama, en Cerceda (A Coruña), queda en suspenso. Repsol, Naturgy y Reganosa han decidido paralizar su desarrollo en plena fase de evaluación previa a la decisión final de inversión, alegando un deterioro significativo de la viabilidad económica respecto al diseño original.
La iniciativa, que contemplaba una inversión inicial de 64 millones de euros, se veía como uno de los grandes polos del hidrógeno renovable en Galicia. Sin embargo, el consorcio empresarial reconoce que el contexto actual ha cambiado sustancialmente desde que el proyecto fue presentado en 2022 a la convocatoria de ayudas del IDAE.
Costes al alza y falta de renovables cercanas
Entre los principales factores que han motivado la decisión destaca la ausencia de generación renovable próxima. El planteamiento inicial incluía el suministro eléctrico desde un parque eólico cercano, clave para garantizar precios competitivos. La falta de esa infraestructura ha obligado a replantear el modelo energético, encareciendo de forma notable el coste de producción del hidrógeno.
A ello se suma un incremento del capex superior al 50 % desde la concepción del proyecto, así como el encarecimiento del hidroducto previsto para transportar el hidrógeno hasta el área industrial de A Coruña. Estos elementos han terminado por desdibujar el equilibrio económico que sustentaba la iniciativa.
Un proyecto llamado a liderar el hidrógeno en Galicia
El hub de Meirama estaba diseñado para arrancar con una potencia de 30 MW, ampliable por fases hasta alcanzar 200 MW. En su primera etapa se preveía una producción superior a 4.000 toneladas anuales de hidrógeno renovable, con el objetivo de escalar hasta 30.000 toneladas al año en fases posteriores.
El hidrógeno producido se destinaría principalmente a sustituir el hidrógeno convencional utilizado por la refinería de Repsol en A Coruña, además de aplicaciones industriales, inyección en la red gasista y usos en movilidad sostenible.
Pese a su paralización, el proyecto había logrado un importante respaldo institucional. Fue adjudicatario de ayudas dentro de la Línea 3 del programa H2 Cadena de Valor del Ministerio para la Transición Ecológica y había sido declarado proyecto industrial estratégico por la Xunta de Galicia.
Preocupación en el sector eólico
La decisión ha provocado una fuerte reacción en el sector de las energías renovables. La Asociación Eólica de Galicia ha expresado su “decepción y frustración”, alertando de que la falta de nueva potencia renovable disponible está poniendo en riesgo proyectos industriales clave para la transición energética.
Desde la asociación vinculan este abandono a la judicialización del desarrollo eólico en Galicia, que mantiene bloqueados desde hace tres años cerca de 2.800 MW de nueva capacidad. A su juicio, Meirama no será un caso aislado, sino el inicio de un “goteo de deserciones” con graves consecuencias económicas, industriales y climáticas.
Seguridad jurídica, la gran asignatura pendiente
En la misma línea, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) a nivel estatal ha reclamado la ejecución efectiva de las sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea para garantizar la seguridad jurídica a los inversores. Critican que, pese a los pronunciamientos favorables del TJUE, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia siga suspendiendo autorizaciones administrativas.
El sector recuerda que, por cada año de retraso en la instalación de los parques eólicos paralizados, Galicia deja de generar 2.750 empleos y pierde más de 6.300 millones de euros en inversión, poniendo en riesgo tanto el tejido industrial como los objetivos de descarbonización.
La paralización del proyecto de hidrógeno verde de Meirama se convierte así en un símbolo de las dificultades que afronta la transición energética cuando la planificación, la seguridad jurídica y el desarrollo renovable no avanzan al mismo ritmo.
Fuente | eleconomista.es
