El contrato del CEO de Stellantis finaliza a principios de 2026 y en la compañía ya piensan en quién será su sucesor
Polémicas y más polémicas. En los últimos años Carlos Tavares, CEO de Stellantis, se ha visto envuelto en toda una serie de debates y discusiones. Unas discusiones especialmente acaloradas cuando se trata de la forma en la que las instituciones están acelerando el proceso de cambio al coche eléctrico de batería. Y todo ello mientras que dirige uno de los grandes conglomerados automovilísticos.
Stellantis es uno de los principales fabricantes de vehículos a nivel global. Un coloso compuesto por algunas de las principales marcas de coches y un gran referente en el mercado de vehículos comerciales ligeros. Lamentablemente, en este último año las cosas no están yendo como se esperaban. Hablamos de resultados comerciales y, más concretamente, de ganancias.
A la búsqueda del sustituto de Carlos Tavares
Hace apenas unos meses que saltaron todas las alarmas en Stellantis. Este grupo automovilístico resultante de la fusión de FIAT Chrysler Automobiles y Groupe PSA presentó los resultados correspondientes al primer semestre de 2024. Y nada hacía presagiar las cifras que fueron presentadas a la prensa. Stellantis obtuvo unos ingresos netos de 85.000 millones de euros, lo que representa una caída del 14% respecto a la primera mitad de 2023.
La caída de los ingresos en mercados clave como Norteamérica ha hecho que la cúpula de la compañía se ponga muy nerviosa. Y han decidido mover ficha cuanto antes. Según la información publicada por Autonews, John Elkann, Presidente de Stellantis, ha puesto en marcha los preparativos para buscar al sustituto de Carlos Tavares cuanto antes.
Es importante recordar que el CEO de Stellantis no tiene garantizado su puesto. El contrato de Tavares vence a principios de 2026 y a día de hoy es imposible que pueda repetir mandato. Para Elkann está muy claro. Es necesario un sustituto que pueda reconducir esta situación y hacer que este enorme coloso pueda recuperar el rumbo perdido.
Caída de los ingresos, motores PureTech y pérdida de interés por el coche eléctrico
Stellantis ha señalado que «es normal» que se pongan manos a la obra para encontrar un posible sustituto para Tavares si tenemos en cuenta que su contrato vence el próximo mes de enero de 2026. Incluso aseguran que hay posibilidades de que pueda quedarse en el cargo después de dicha fecha. Sin embargo, y como se suele decir en estos casos, cuándo el río suena, agua lleva.
Norteamérica, y más concretamente Estados Unidos, es el principal mercado para Stellantis. El territorio estadounidense es una poderosa fuente de ingresos para la compañía. Y lamentablemente se han reducido en un corto espacio de tiempo. Elkann ha mostrado un creciente descontento con esta situación, y apunta a los problemas que arrastran algunas de las marcas del grupo y, de igual manera, a la marcha de determinados ejecutivos.
Tavares se encuentra al frente de Stellantis desde la puesta en marcha de este conglomerado automovilístico a principios de 2021. Y aunque desde entonces se han logrado numerosos éxitos comerciales, también hay varios «capítulos» que le gustaría borrar de su mandato. La polémica (zanjada) de los motores PureTech es un claro ejemplo. Y ha hecho mucho daño a la reputación (en Europa) de marcas como Peugeot.
Los rumores de venta, ¿se desprenderá Stellantis de alguna de sus marcas?
Mientras que en Norteamérica se trabaja a destajo para que Jeep recupere parte del protagonismo perdido y que Chrysler recobre el prestigio perdido en la última década, en Europa se debate la posibilidad de que Stellantis «suelte lastre» y decida vender (o directamente cerrar) alguna de sus marcas. Maserati sigue estando en el punto de mira. Ahora bien, de cara «a la pasarela» se guardan las formas y se descarta que esto pueda ocurrir.
No solo Jeep, Chrysler y Maserati están en problemas, también es necesario que Dodge y RAM lleven a cabo una gran ofensiva de producto a corto plazo para ampliar sus escuetas gamas de vehículos. Y todo ello mientras en Europa se acelera el proceso de cambio de Citroën y FIAT a la movilidad exclusivamente eléctrica. Algo que no está exento de riesgos.
Motor.es