Con la caída de hoy, los títulos del cuarto fabricante de automóviles del mundo valen un 45% menos que a comienzos de año
Los mercados no han digerido bien la abrupta salida del CEO de Stellantis, Carlos Tavares, quien dimitió por sorpresa en la tarde de ayer. El cuarto fabricante de automóviles del mundo se ha dejado hoy un 6,3% de su valor en Bolsa, aunque la caída durante la jornada llegó a superar el 8%. Sus títulos, finalmente, cerraron en 11,75 euros.
No obstante, llueve sobre mojado: el valor de Stellantis no están siendo buenos este año, más bien malos, ya que con la caída de ayer la capitalización se ha recortado un 45% este año, hasta los 34.760 millones de euros. Un desplome casi calcado al que han experimentado los beneficios de la compañía y que ya llevaron a la compañía a anunciar en octubre que no renovaría a Tavares en 2026, cuando finalizaba su contrato. Este fin de semana, los acontecimientos se aceleraron “después de que en las últimas semanas se hubieran registrado varias desavenencias estratégicas”.
Tavares, que este año había conseguido al universo Stellantis a la china Leapmotor, se encontraba cada vez más bajo presión por el bajo rendimiento del grupo que -como otros grupos europeos se enfrenta a una baja demanda de vehículos eléctricos en el continente así como la presión por conseguir llegar a los objetivos de emisiones de CO2 del próximo año y el reclamo de algunos gobiernos como el italiano de Giorgia Meloni.
A esto hay que unir el conflicto abierto con sus redes comerciales y con los sindicatos. Especialmente, con el norteamericano UAW, que acusa al ejecutivo portugués de haber “gestionado mal la compañía y maltratar a sus trabajadores”. En Norteamérica, tradicionalmente el mercado que más ingresos aporta a Stellantis, sus matriculaciones caen casi un 20% y está creando grandes tensiones por el inventario de coches sin vender.
El Mundo