Desde suavizar las fuertes multas que enfrentan por emisiones hasta evitar una hipotética guerra comercial con Trump, los fabricantes trasladan su ‘receta’ para diseñar el plan de choque que Bruselas lanzará en marzo.
Se acerca el 5 de marzo, la fecha clave para conocer el plan de acción que la Comisión Europea lanzará en forma de ‘salvavidas’ para proteger la competitividad del motor europeo en un entorno tan desafiante. A través de una consulta pública, el equipo de Ursula von der Leyen escucha las preocupaciones de la industria para ajustar el plan a sus necesidades. Papel crucial jugarán, por ende, las prioridades que la patronal mayoritaria de fabricantes europeos (ACEA, por sus siglas en inglés) ha puesto sobre la mesa de la Comisión.
Dos semanas después de abrir la consulta, la patronal que preside Ola Källenius, como CEO de Mercedes-Benz, y representa los intereses de enseñas como Stellantis, Volkswagen o BMW, ya ha tenido oportunidad de trasladar su ‘receta’ a los comisarios. Y, como era de esperar, los fabricantes han aprovechado la ocasión para abordar los grandes cisnes negros que sobrevuelan sus plantas. Desde las fuertes multas que enfrentan por emisiones hasta una hipotética guerra comercial con Trump, la patronal se ha pronunciado en las cinco líneas de diálogo que mantiene abiertas el ente comunitario.
Es en el paquete de sugerencias para reforzar la cadena de valor, donde los fabricantes inciden en la importancia de proteger las relaciones exteriores con las grandes potencias. En un escenario de máxima tensión arancelaria entre Estados Unidos y Europa, con la amenaza de Donald Trump de trasladar la batalla a los automóviles, el motor europeo urge a Bruselas «evitar un conflicto comercial con EEUU que podría afectar gravemente a las exportaciones automotrices europeas -valoradas en 40.000 millones de euros en 2023-« y abogan por alcanzar «un acuerdo comercial estratégico» con la nación que es, a día de hoy, el principal socio de su negocio.
En líneas generales, los grandes actores del sector automovilístico europeo piden que el plan de choque recoja «una agenda comercial ambiciosa» siguiendo el estilo del acuerdo UE-Mercosur. También elevan el foco al otro lado del mapa, donde exigen gestionar las relaciones con China y equilibrar la competencia justa en el mercado en aras de paliar las represalias que el gigante asiático pueda tomar contra el endurecimiento de las barreras de entrada en Europa a los coches eléctricos ‘made in China’.
Menos multas por emisiones, más incentivos fiscales
Dentro de las fronteras del bloque, las preocupaciones de los fabricantes apuntan a la nueva normativa europea de emisiones (CAFE) que exige un sustancial recorte de las emisiones medias de dióxido de carbono en sus coches vendidos. En el ámbito regulatorio, ACEA propone suavizar los límites a fin de garantizar que no se incurra en sanciones de hasta 16.000 millones de euros que, tal y como vienen advirtiendo los fabricantes españoles -a través de la patronal Anfac-, recaerían únicamente sobre su negocio, poniendo en riesgo siete u ocho fábricas en el continente.
Del mismo modo que el responsable de Renault en España y presidente de Anfac, Josep María Recasens, la hoja de ruta del automóvil europeo no contempla frenar la implementación de vehículos de bajas o cero emisiones, sino todo lo contrario. En su propuesta, ACEA dibuja un esquema de incentivos fiscales a nivel europeo para estimular las ventas de vehículos electrificados -eléctricos puros e híbridos enchufables-. «Todos los modelos eléctricos deben ser elegibles» y «tiene que evitar requisitos locales», plantean para cimentar la nueva estrategia fiscal.
Fuente | 20minutos.es