¿Qué demonios es un “supercatalizador”? Se trata de un sistema anticontaminación que podría ser imprescindible en los coches de aprobarse la normativa Euro 7 de la forma en que la Consortium for Ultra Low Vehicle Emissions (CLOVE) ha propuesto formalmente a la Comisión Europea. Este comité técnico formado por ingenieros y consultores técnicos pone en jaque a la combustión interna, y lo hace mucho antes de lo esperado. El mundo del automóvil atraviesa tiempos muy convulsos, y en menos de 10 años no se parecerá en nada al que conocemos hoy en día.
La ACEA, la patronal de los fabricantes europeos de coches, no ha tardado en advertir de la amenaza que los bajísimos límites de emisiones propuestos para la Euro 7 por el CLOVE suponen para la supervivencia del coche de combustión interna – por la cuenta que les trae, no lo olvides. Llegan incluso a afirmar que los sistemas anticontaminación necesarios para cumplirlos son equiparables, de facto, a una prohibición de venta de vehículos térmicos, un escenario al que llegaríamos en cuatro años – al menos para nuevas homologaciones de tipo, existiendo un pequeño balón de aire para vehículos existentes.
Lo que CLOVE propone, según informa Autocar, es un control férreo de todas las emisiones del vehículo. No estamos hablando de CO2, estamos hablando de restringir aún más las emisiones de óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, partículas en suspensión, además de vigilar por primera vez las emisiones de metano, dióxido de nitrógeno y amoniaco, de carácter muy residual. El control de estas emisiones se llevará a cabo mediante una revisión del ciclo RDE, y por tanto, el coche debe cumplir su homologación en todo tipo de circunstancias de conducción reales.
CLOVE no cesa su empeño de control en el ciclo RDE, ya que quiere que los coches cumplan sus límites de emisiones en condiciones desfavorables – aceleración fuerte, conducción agresiva, remolque de una caravana o arranque en frío – y en combinaciones de condiciones desfavorables. Para ello, el grupo de ingenieros afirma que haría falta un “supercatalizador”, un dispositivo anticontaminación que combinaría un filtro de partículas de dos litros, un catalizador de amoniaco y dos catalizadores de tres vías de un litro de capacidad. En coches diésel, habría que añadir a la ecuación el sistema SCR de AdBlue.
En el mejor de los casos, el coste de fabricar un coche nuevo crecerá de forma sustancial.
Al elevadísimo coste de este dispositivo se une la implantación de un sistema de diagnóstico de a bordo que permitiese controlar de forma telemática que el vehículo cumple los límites de emisiones para los que fue homologado hasta los 250.000 km de vida del propulsor. Estas propuestas aun no se han materializado en una norma europea, pero en palabras de ACEA, suponen la sentencia de muerte para los coches de combustión asequibles, y encarecerán los pocos coches con una parte térmica que queden en venta tras la entrada en vigor de esta Euro 7 “dura”.
ACEA va más allá, y cree que estas normas obligan a los fabricantes, de facto, a que abandonen la combustión interna lo antes posible. Esta Euro 7 más dura no prohibiría los coches de combustión interna, pero haría su cumplimiento tan técnicamente complicado y costoso – según ACEA, los supercatalizadores serán muy caros – que los fabricantes no tendrían otra salida que pasar a vender, casi exclusivamente, vehículos de cero emisiones. Entiendo el fondo de las medidas y su lógica, pero pienso que esta Euro 7 no reflejaría la realidad del mercado.
Se cree que el coste de los eléctricos será comparable al de los térmicos en 2026. Pero lo será a causa del encarecimiento de los últimos.
No lograremos una transición equitativa y justa hacia la movilidad de cero emisiones encareciendo el coste de los vehículos nuevos o eliminando de un plumazo la práctica totalidad de la oferta de vehículos de combustión. Solo lo lograremos haciendo que el coche eléctrico sea más atractivo, sea más útil y tenga más ventajas que el coche tradicional. Y por supuesto, solo lo lograremos si tiene más sentido económico que el coche de combustión, sin perjudicar a aquellos con rentas inferiores, privándolos de opciones de movilidad.