Estudio de la Universidad de Míchigan: los autos eléctricos son más limpios en todos los rincones de EE. UU.
Un nuevo análisis de la Universidad de Míchigan despeja cualquier duda: los vehículos eléctricos de batería (BEV) generan menos emisiones de dióxido de carbono que cualquier otro tipo de automóvil, sin importar el condado del país en que circulen. El trabajo, publicado en Environmental Science & Technology, estudió el ciclo de vida completo de cada vehículo, desde su producción hasta su uso y eventual retirada.
Qué evaluó la investigación
El equipo comparó 35 combinaciones de motorización y tipo de coche, incorporando factores como estilo de conducción, condiciones climáticas locales y composición de la red eléctrica que alimenta la recarga. El resultado fue contundente: los eléctricos siempre ganan en limpieza, aunque el contexto cambie.
Para hacer accesible la información, los investigadores lanzaron además una calculadora en línea gratuita que permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero según el modelo de auto, el lugar de residencia y los hábitos de manejo. Esta herramienta puede servir tanto a consumidores como a fabricantes y responsables de políticas públicas.
Contrastes marcados: eléctricos frente a combustión
Las diferencias son notables. Los pickups con motor de combustión interna (ICEV) lideran la lista de contaminantes, con hasta 486 gramos de CO₂ equivalente por milla. Incluso al pasar a una versión híbrida, la reducción es apenas del 23%. En cambio, un pickup totalmente eléctrico recorta esas emisiones en tres cuartas partes.
La ventaja se mantiene aun bajo condiciones de carga: un pickup eléctrico transportando 1.100 kilos emite menos del 30% de lo que genera uno a gasolina sin carga.
Compactos eléctricos: los más eficientes
El estudio también advierte que mayor autonomía de batería no siempre equivale a mayor sostenibilidad. Los modelos con paquetes de baterías grandes implican más emisiones durante la fabricación. En ese sentido, el vehículo más limpio es un sedán compacto eléctrico con 320 km de alcance, que apenas alcanza 81 g de CO₂ por milla, menos de una quinta parte de un pickup convencional.
La conclusión es clara: no basta con electrificar, también importa reducir el tamaño del vehículo. Para trayectos cotidianos como ir al trabajo, un auto eléctrico compacto ofrece una huella ambiental mucho más reducida que un SUV.
El papel del clima y la red eléctrica
El estudio también recuerda que las condiciones locales son determinantes. En climas fríos, los eléctricos consumen más energía, y en zonas donde la electricidad proviene en gran medida de combustibles fósiles, la ventaja climática disminuye. Aun así, incluso en esos escenarios, los BEVs siguen mostrando mejores resultados que los vehículos a combustión.
Más allá de la política federal
El hallazgo llega en un contexto de incertidumbre en EE. UU., donde el apoyo federal a los eléctricos se ha reducido, aunque los fabricantes mantienen su apuesta. Ford, por ejemplo, anunció recientemente una nueva plataforma de vehículos eléctricos asequibles, describiéndola como su propio “momento Ford T”.
Fuente | ecoinventos.com