Tecnología de túneles de baja presión y cero fricción: la futura revolución verde del transporte sudamericano
Un proyecto de alta tecnología podría cambiar para siempre la movilidad en Sudamérica. Se trata del T-Flight, un tren de levitación magnética (maglev) desarrollado por la corporación china CASIC, que aspira a recorrer los más de 1.000 kilómetros que separan Buenos Aires de la frontera brasileña en alrededor de una hora. La innovación, que combina levitación magnética con túneles de baja presión, abre un debate sobre eficiencia energética, integración territorial y transporte sostenible para las próximas décadas.
Tecnología sin fricción y con consumo reducido
La clave del sistema está en eliminar la fricción mecánica. Cuando el tren supera los 150 km/h, potentes imanes permiten que el convoy levite y flote sobre la vía, eliminando el roce entre ruedas y raíles. En pruebas de laboratorio, un prototipo del T-Flight alcanzó 650 km/h en apenas siete segundos en un tramo experimental de dos kilómetros, demostrando el potencial de aceleración del sistema.
Para poder superar la barrera de los 800 o incluso 1.000 km/h, el convoy circula dentro de un tubo de vacío parcial. Esta infraestructura reduce de forma drástica la resistencia del aire y el gasto energético necesario para desplazarse a velocidad extrema.
Conectividad total: 5G en túneles de vacío
Otra de las innovaciones del sistema es la conectividad permanente. Mientras que las redes ferroviarias tradicionales sufren interrupciones en túneles, el T-Flight utiliza cables paralelos integrados en las paredes, garantizando señal 5G continua. Los pasajeros podrían ver vídeos en alta definición, teletrabajar o jugar en línea pese a viajar a velocidades cercanas a las de un avión supersónico.
Impacto potencial: menos vuelos y menos emisiones
Para la Asociación Española del Automóvil Ecológico (AEAE), la relevancia de este tipo de proyectos no es solo tecnológica: supone una alternativa real a los desplazamientos aéreos en el Cono Sur, con una relación directa en materia de emisiones. Mientras que un vuelo comercial entre Buenos Aires y Brasil genera una alta huella de carbono, el T-Flight se plantea como un sistema eléctrico, eficiente y con consumo controlado, especialmente si se alimenta con energías renovables.
A largo plazo, los corredores ferroviarios ultrarrápidos podrían convertirse en infraestructura estratégica para el MERCOSUR, facilitando conexiones comerciales y de movilidad sin recurrir al transporte aéreo intensivo.
El reto: ingeniería, inversión y voluntades políticas
La implementación real plantea obstáculos enormes. Construir cientos de kilómetros de túnel de baja presión, estaciones especializadas, sistemas de evacuación en vacío y mantenimiento con tolerancias milimétricas supone una inversión multimillonaria y un reto técnico sin precedentes en la región.
Además, se requiere planificación a largo plazo, cooperación internacional y seguridad jurídica. No basta con la tecnología —ya avanzada en China—, sino con políticas estables y visión ecológica.
Brasil ya avanza en alta velocidad tradicional
Mientras el maglev hipersónico es todavía una posibilidad futura, Brasil trabaja ya en un proyecto de alta velocidad realista: el TAV (Trem de Alta Velocidade), que unirá Río de Janeiro, São Paulo y Campinas, con trenes de hasta 350 km/h. La inversión prevista oscila entre 10.000 y 20.000 millones de dólares, con inicio de obra proyectado para 2027 y puesta en servicio hacia 2032.
Aunque lejos de los 1.000 km/h, representa una apuesta tangible por el ferrocarril eléctrico frente al automóvil y el avión, alineado con objetivos ambientales, de movilidad eficiente y de reducción de emisiones.
Fuente | hibridosyelectricos.com
