En menos de dos meses, Volkswagen ha terminado por trasladar a sus sindicatos su propuesta para su fuerza laboral en Europa y, más concretamente, en Alemania. La última propuesta la ha hecho pública Daniela Cavallo, presidenta del comité de empresa europeo y mundial de la compañía. Su conclusión es clara: “nadie puede estar seguro”.
Tres plantas. El cierre de hasta tres fábricas y la reducción de la producción en otras dos fábricas de Alemania. Eso es lo que, según Cavallo, ha trasladado la compañía al comité de empresa, en palabras recogidas por medios como Expansión.
Volkswagen tiene trabajando a 120.000 empleados repartidos en diez fábricas, según datos recogidos por El Confidencial, que ahora se encuentran en una situación complicada. A esta reestructuración que conllevaría miles de despidos, la empresa también ha trasladado su intención de reducir el 10% del salario de los trabajadores.
Una situación inédita. El runrún sobre qué medidas tomará Volkswagen en el futuro viene tomando fuerza desde el pasado mes de septiembre. En los primeros días del mes pasado, la compañía ya avisaba de que planeaba echar el cierre en algunas de sus fábricas, una situación inédita en 87 años.
“Las cifras de la marca Volkswagen muestran muy claramente que, incluso teniendo en cuenta los artículos especiales, nuestros esfuerzos hasta ahora para reducir costos no son suficientes. Los elevados costes fijos y los efectos puntuales están afectando significativamente a la rentabilidad”, aseguraba entonces la compañía en un comunicado.
Medio millón de unidades. Tres días después, la empresa volvía a la carga con cifras. Según sus directivos, Volkswagen esperaba reducir su producción en medio millón de unidades para posicionar la fabricación al mismo volumen que sus ventas. La compañía cree que sólo tiene “entre uno y dos años”, para tomar medidas drásticas.
Los despidos se enmarcan dentro de un plan de ajuste de ahorro de 10.000 millones de euros entre 2024 y 2027. Olivier Blume, quien tomó el mando el año pasado, ha insistido en la necesidad de reducir drásticamente los costes en todos los ámbitos. Desde eliminar los Porsche de los altos directivos a reducir el coste de administración en un 20% y, sobre todo, reducir la fuerza laboral.
Una situación generalizada. Volkswagen no es la única compañía que está planeando recortes en Europa. Stellantis, que también presiona para reducir su fuerza laboral en nuestro continente, puso de ejemplo a la propia Volkswagen como ejemplo de mala transición al coche eléctrico.
Según Carlos Tavares, CEO de Stellantis, la compañía ha comenzado a reducir su plantilla y ha buscado mercados donde fabricar a un precio más bajo para tratar de contener sus costes. Una estrategia que, sin embargo, tampoco ha paliado todos los males de la compañía y que ha enseñado la puerta de salida al propio Tavares.
La difícil transición. Europa se encuentra en una situación complicada si hablamos de la fuerza laboral del sector del automóvil. Las políticas europeas han empujado a transicionar al coche eléctrico pero los clientes siguen reticentes a su alto precio. Con los aranceles a los coches eléctricos chinos se quiere traer a Europa la producción pero los fabricantes insisten en que los costes de esto son demasiado altos.
Esto mismo es en lo que ha insistido Tavares en los últimos días. Según el CEO de Stellantis, las marcas se irán a los países del Europa del Este, donde es más barata la mano de obra. O buscarán mercados con acuerdos económicos favorables con Europa, como ha hecho BYD con Hungría y quiere hacer con Turquía.
A todo lo anterior hay que añadir que los mensaje que apuntan a reducir la fuerza laboral con el salto al coche eléctrico son constantes desde hace años. La producción de estos automóviles es más simple en la cadena productiva y apunta a menor número de operarios contratados.
Foto | Volkswagen