La Agencia Internacional de la Energía insta a los gobiernos a respaldar la demanda para acelerar la viabilidad de estos proyectos
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) alertó este jueves, en su monográfico anual sobre energías renovables, de que solo el 7% de estos proyectos a escalar global estarán en producción en 2030.
El brazo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para cuestiones energéticas destaca que la dilación en la toma de decisiones de inversión, el limitado interés de los compradores y los mayores costos de producción han contribuido a un progreso más lento de lo esperado. Por ello, insta a los gobiernos a implementar “políticas coherentes de respaldo de la demanda” para garantizar la viabilidad futura de estos proyectos y acelerar las inversiones reales.
CRECIMIENTO EXCEPCIONAL
A pesar de esta nota amarga, el informe de la AIE ofrece una visión optimista sobre el despliegue de fuentes verdes de energía a nivel mundial. Se destaca un crecimiento excepcional del 50% en la capacidad renovable global el año pasado, alcanzando los 510 gigavatios, cuatro veces la potencia total instalada en España. Esto es impulsado principalmente por la tecnología solar fotovoltaica, que representa tres cuartas partes del aumento y a un país —China, aunque en Europa, Estados Unidos y Brasil las nuevas instalaciones también crecieron a niveles récord.
Las proyecciones futuras de la AIE sugieren que el mundo podría agregar 7.300 GW de nueva capacidad renovable en los próximos cinco años, con el sol y el viento contribuyendo al 95% de ese crecimiento. La caída significativa en el precio de los paneles fotovoltaicos, que bajaron un 50% el año pasado, se presenta como un catalizador esencial para este aumento proyectado. A pesar de estos avances, la industria eólica occidental enfrenta desafíos debido a cortes en la cadena de suministro, mayores costos y trámites administrativos más lentos.
En conclusión, la AIE destaca que tanto la solar terrestre como la solar fotovoltaica son actualmente más económicas que las nuevas centrales alimentadas con combustibles en prácticamente todo el mundo, y también más baratas que las ya existentes en la mayoría de los países, marcando un hito en la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
Mundiario