Hace décadas Toyota lanzó una tecnología revolucionaria que combinaba un motor de combustión con otro eléctrico: habían nacido los vehículos híbridos.
En aquel momento ni compradores ni otros fabricantes entendieron muy bien una tecnología bastante compleja y cara que ofrecía una reducción de consumo que difícilmente llegaba a un 20 %.
Fruto de la electrificación
Años después, la electrificación ha puesto de actualidad los híbridos como una tecnología de transición camino de la completa electrificación del mercado. La lentitud de muchos mercados como el nuestro en la adopción del coche eléctrico ha convertido a los híbridos en los motores más vendidos.
De hecho en 2024 los híbridos han sido la tecnología más vendida en España con casi 441.000 unidades entre autorrecargables y enchufables, frente a 378.687 vehículos de gasolina puros.
Nacieron los enchufables
Este tipo de híbridos autorrecargables dio origen hace menos de una década a los híbridos enchufables, una declinación tecnológica de los híbridos que también se basa en combinar un motor de combustión con uno eléctrico, aunque en este caso el motor eléctrico dispone de una batería de mayor capacidad que permite mover el coche durante determinado número de kilómetros (más de 100 en los últimos modelos) sin necesidad de que arranque el motor de combustión.
El problema comenzó hace ya años cuando Bruselas decidió otorgar a los híbridos enchufables los mismos beneficios que a los vehículos eléctricos. Se trataba de una medida temporal de cara a que los europeos perdieran el miedo a las tecnologías enchufables y dieran el salto definitivo al coche eléctrico.
Tal es así que en España los híbridos enchufables disponen de etiqueta Cero, lo que quiere decir que funcionalmente tienen los mismos beneficios que los eléctricos puros. Una situación que no afecta a los híbridos autorrecargables, que tienen etiqueta Eco.
Un consumo ridículo
Este tipo de vehículos homologan un consumo ridículo que normalmente ronda el litro de combustible a los 100 kilómetros.
El truco está en que la prueba de homologación se hace habitualmente con la batería cargada, recorriendo tan sólo 800 kilómetros, lo que hace que durante un buen trecho funcionen con electricidad y consumo cero de combustible, lo que prima la media final.
Con esta tecnología híbrida enchufable Bruselas creaba un agujero al automóvil europeo, una especia de trampa a la que se acogieron prácticamente la totalidad de los fabricantes que lanzaron vehículos híbridos enchufables con la misma asimilación que si fueran eléctricos.
Esta normativa va a perjudicar fundamentalmente a los coches híbridos enchufables pues cuando la homologación de consumos sea la real va a ser muy difícil justificar su etiqueta Cero y la asimilación práctica a coches eléctricos con la que cuentan en la actualidad.
Hay que tener en cuenta que con las nuevas homologaciones, obligatorias para todos los coches que lleguen al mercado, los híbridos enchufables van a pasar de consumir 1 litro a los 100 kilómetros a entre 5 y 6 litros, cifra muy similar a los híbridos no enchufables, una tecnología a día de hoy más razonable.
El Debate