La industria automovilística europea atraviesa una crisis y en su transición hacia el coche eléctrico se está quedando rezagada en comparación con Estados Unidos y, especialmente, China. En este contexto, la Comisión Europea ha delineado una estrategia para revitalizar el sector, que representa el 7% del producto interior bruto (PIB) del bloque comunitario, y este miércoles ha propuesto diversas medidas para impulsar la fabricación del coche europeo. Entre otras cosas, plantea una flexibilización de los límites de contaminación de los vehículos de combustión, ayudas comunes a toda la Unión Europea y la priorización del Made in Europe por encima de componentes y coches con acento estadounidense o chino.
Así, la mayor reforma legal planteada por Ursula von der Leyen es el aplazamiento de tres años de la entrada en vigor de las sanciones a los fabricantes de coches que no cumplan con los estándares de emisiones de CO₂. Estaba previsto que comenzaran a aplicarse a partir de este año y obligaban a todas las compañías automovilísticas a reducir la contaminación un 15% respecto a 2021. Más adelante, estas tasas de disminución de emisiones van en aumento: en 2030 deberá ser del 55% y en 2035, del 100%.
Así, todo lo que los fabricantes contaminen de más deberán compensarlo en 2026 y 2027, y será necesario que en el período global de estos tres años reduzcan al menos un 15% las emisiones respecto al 2021. Con esta modificación, que ahora tendrán que aprobar los estados miembros, 16.000 millones de euros en multas que deberían haber pagado a la Comisión Europea por incumplir los límites de contaminación.
En Catalunya, esta medida beneficiará especialmente a Seat y Cupra, ya que su producción de eléctricos aún no es suficiente para compensar las emisiones de los coches de combustión y, por lo tanto, las dos marcas catalanas y su grupo matriz, Volkswagen, se arriesgaban a importantes multas este año, o a reducir la producción y el empleo.
Otra de las medidas más relevantes de este plan de Bruselas es el impulso de la industria europea en toda la cadena de valor de la fabricación de automóviles, especialmente en lo que respecta a las baterías de los vehículos eléctricos. En este sentido, la Comisión Europea asegura que propondrá diversas iniciativas para condicionar las ayudas públicas a coches que hayan sido producidos en gran parte dentro de la Unión Europea o dará incentivos fiscales a los particulares y empresas que opten por la adquisición de vehículos de compañías predominantemente europeas. Es importante tener en cuenta que las empresas, con sus flotas, son los mayores compradores de automóviles.
De manera similar, Bruselas afirmó en el anuncio realizado este miércoles que definirá normativas de origen de productos más estrictas para evitar prácticas desleales de potencias competidoras, como China. Así, el ejecutivo comunitario advierte que no dudará en abrir nuevas investigaciones si observa que Pekín inyecta subvenciones multimillonarias a sus compañías para que puedan ofrecer precios más competitivos. De hecho, la Comisión Europea ya ha abierto varias investigaciones contra el gigante asiático y en octubre pasado aprobó aumentar los aranceles a las importaciones de coches eléctricos chinos hasta el 35,3%.
Ayudas para la compra de coches eléctricos: La venta de coches eléctricos en la Unión Europea cayó un 5,9% en 2024, y para estimular la demanda, la Comisión Europea está estudiando ofrecer incentivos fiscales, especialmente para las empresas. En concreto, Bruselas se compromete a presentar nuevas propuestas legislativas a finales de 2025 para favorecer la compra de vehículos eléctricos por parte de las empresas, que representan hasta el 60% de la demanda de automóviles nuevos, y eliminará los incentivos existentes para la adquisición de coches de combustión.
Por otra parte, el plan de Bruselas también incluye la inyección de 3.000 millones de euros de ayudas al sector de la producción de coches eléctricos en la UE que ya estaban presupuestados. Y, más adelante, se sumarán 1.800 millones de euros adicionales para los próximos dos años, otros 1.000 millones de euros para desarrollar software de vehículos autónomos y 570 millones de euros para infraestructuras de recarga de energías verdes.
Fuente | es.ara.cat