La Comisión Europea acaba de confirmar el deterioro que atraviesa España en materia de inversión pública. Según el último informe de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros, analizado por THE OBJECTIVE, nuestro país se situó en septiembre en el último puesto de los socios de la Unión Europea en esta variable, tras haber advertido ya en junio que el gasto apenas alcanzaba el 2% del PIB.
La estadística comunitaria, que servirá de base para la vigilancia fiscal de Bruselas, coloca a España en la última posición, muy alejada de Letonia, Grecia, Suecia y Eslovenia. También otros países como Irlanda, Países Bajos, Alemania y Chipre presentan cifras preocupantes.
En su informe, la Comisión recuerda la necesidad de políticas fiscales orientadas a la reducción de la deuda y advierte que, sin cambios, esta continuará creciendo. España figura entre los países señalados junto a Francia e Italia. Al mismo tiempo, Bruselas recalca el nuevo contexto geopolítico, que obliga a un incremento del gasto en defensa en Europa, facilitado por la cláusula de escape nacional (NEC), que permite superar las trayectorias de gasto neto recomendadas entre 2025 y 2028, con un máximo del 1,5% del PIB.
Reacciones políticas y económicas
La publicación de los datos ha provocado la reacción inmediata de Alberto Nadal, vicesecretario económico del Partido Popular, que ha cuestionado la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez:
“España es el último país de la UE en inversión pública. ¿Qué hace Sánchez con la recaudación récord?”, señaló.
La revelación coincide con la última revisión del INE, que ha elevado el crecimiento del PIB al 0,8% en el segundo trimestre, dos décimas más que el trimestre anterior. En términos interanuales, el avance se situó en el 3,1%, una décima menos que en el trimestre previo, aunque tres décimas más de lo adelantado en julio.
La debilidad estructural de la inversión pública
El análisis de BBVA Research, publicado en julio, subraya que la inversión pública constituye el “eslabón débil del crecimiento” en España, al evidenciar una insuficiencia crónica respecto a la media europea. Entre 1996 y 2008 la inversión alcanzaba un promedio del 4,1% del PIB, frente al 2,7% registrado en 2024, casi un punto por debajo de la UE (3,6%) y la mitad de los países que se adhirieron en 2004.
Aún más llamativo resulta el dato per cápita: la inversión pública por persona en edad de trabajar en 2024 es equivalente a la de 1996 y un 42% inferior al máximo de 2009.
Inversión extranjera en caída libre
A este retroceso se suma un fenómeno paralelo: el hundimiento de la inversión extranjera. Según el Globalindex del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, en el primer semestre de 2025 la inversión bruta cayó un 60%, la desinversión aumentó un 63,24% y la inversión neta se desplomó un 58,71%, la mayor caída en 16 años.
El contraste es claro: mientras los datos de crecimiento del PIB muestran resistencia, tanto la inversión pública como la extranjera se han convertido en los talones de Aquiles de la economía española, comprometiendo su competitividad y su capacidad de converger con el resto de Europa.
Fuente | theobjective.com