El coche eléctrico sigue teniendo un problema: las cargas. Tener o no tener garaje donde guardar un vehículo de este tipo sigue siendo decisivo para muchas personas que estarían interesadas en dar el salto a esta tecnología.
De momento, cargar el coche fuera de casa en nuestro país sigue suponiendo un pequeño problema. En primer lugar porque la red de recarga es escasa y está mal repartida. Y, segundo, porque los precios de los cargadores no dejan de subir, especialmente en aquellos que tienen las tomas más rápidas.
Una solución que se ha contemplado es la instalación de cargadores en farolas y que BMW ya adelantó allá por 2014. Otra posibilidad es construir aparcamientos públicos de gran tamaño pensados por y para el vehículo eléctrico, como este de Estocolmo. Pero ninguna de estas soluciones es tan práctica como la presentada por Rheinmetall, una empresa alemana que está especializada en electromovilidad, entre otros campos.
Llegar y cargar en el suelo
La propuesta de Rheinmetall es sencilla: aparcar, sacar el cable del coche y enchufarlo al suelo. Un mecanismo que según sus creadores puede ofrecer puntos de carga de hasta 22 kW de potencia mediante corriente alterna, una velocidad ya interesante si se tienen en cuenta los tipos de cargadores lentos que se suelen ofrecer en el centro de las ciudades.
Uno de los problemas de las cargas rápidas y ultrarrápidas es que la infraestructura necesaria para disponer del poste es muy grande. Por ejemplo, Kia tiene planteado desarrollar su propia red de cargadores ultrarrápidos, con postes iguales o superiores a 150 kW. Sin embargo, tal y como han reconocido desde la propia marca, en algunos concesionarios (donde se instalarán) están teniendo problemas para llevar a cabo la instalación por falta de espacio.
Desde Rheinmetall señalan que este tipo de enchufes en las afueras de las urbes pueden ser útiles cuando se viaja pero que no son prácticos para quienes quieren visitar una ciudad. Por ello, la carga en el suelo podría ser una alternativa de carga para lo que no se necesitará una gran infraestructura y, además, es menos intrusiva en el entorno urbano que un poste, por lo que lo presentan como una gran alternativa en los cascos históricos de las ciudades.
La instalación necesita de un falso bordillo en el que se integre la estructura y está siendo sometido a pruebas para comprobar la seguridad del sistema y demostrar la escalabilidad del producto y lo sencillo de su instalación.
Xataka