La Unión Europea ha dudado durante meses, pero la aplicación de los aranceles a los coches eléctricos chinos ya es una realidad, aunque pueden tener el efecto contrario. China no pretende frenar su expansión por el viejo continente y muchas marcas empiezan a valorar abrir sus propias fábricas en Europa.
Esta decisión puede perjudicar a los fabricantes tradicionales, que se verían obligados a cerrar algunas de sus plantas de montaje debido a los problemas de exceso de capacidad, ha asegurado Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis, durante el Salón del Automóvil de París el pasado 14 de octubre.
Tavares asegura que los aranceles son una buena herramienta para frenar el avance tan rápido de los coches chinos en suelo europeo, pero tienen efectos secundarios. “Aumenta el exceso de capacidad del sistema de fabricación de Europa. La forma de evitar los aranceles es construir en la UE”, ha expresado
La imposición de los aranceles a los vehículos provenientes de China ganó por mayoría en la votación de los países de la UE. Los miembros de la Unión apoyaban la idea de aplicar hasta un 45% a los vehículos eléctricos fabricados en el país asiático para contrarrestar lo que han definido como “subvenciones desleales de Pekín” a sus fabricantes de automóviles.
Los nuevos aranceles de la UE a los coches eléctricos importados de China dependerán del fabricante. Tesla apenas tendría un 7,8% debido a las pocas subvenciones que recibe del gobierno chino, BYD tendría un 27% y SAIC un 35,3% (propietario de MG), entre otros afectados.
BYD está construyendo su primera fábrica en Europa
Desde China niegan la competencia desleal y aseguran que los aranceles no le van a frenar. La estrategia más arriesgada la ha tomado la marca BYD con la construcción de su primera planta de montaje de Europa en Hungría.
La elección de los lugares en los que las marcas esperan construir sus fábricas no es casual. “Los fabricantes chinos no irán a Alemania, Francia o Italia a construir sus coches, porque allí tendrían desventajas de costes, empezando por los costes de energía”, según Carlos Tavares.
La marca fabricará los componentes en Europa y ensamblará sus baterías en Hungría y Turquía. El fabricante de coches eléctricos solo importará de China las células de las baterías. El aumento de los costes de producción será evidente, pero desde la marca son optimistas asegurando que podrán superar el golpe.
BYD no podrá vender sus coches eléctricos en Europa por menos de 30.000 euros, pero siguen siendo más baratos que muchos modelos de los fabricantes tradicionales. La marca ha conseguido cierta presencia en el viejo continente y los compradores podrían estar dispuestos a pagar el ligero aumento de precios.
“Estamos muy en desacuerdo con los cálculos… no es justo. Los políticos deberían alejarse de los aranceles, que añaden más costes a la fabricación de automóviles y confunden a la industria automovilística”, ha expresado Stella Li, vicepresidenta de BYD, también en el Salón del Automóvil de París.
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