La industria automovilística francesa y la alemana han sido las más afectadas por la llegada a Europa de los coches eléctricos chinos. Ya hace unos meses la presidenta de la Comisión
Europea, Ursula von der Leyen, anunciaba la puesta en marcha de una investigación a la industria del automóvil chino en origen.
Se trata de una investigación abierta tras las peticiones de la industria europea del automóvil, que asiste con asombro al desembarco de estos vehículos, que aprovechando la debilidad de los mecanismo de defensa europeos a las importaciones han invadido territorio comunitario.
Competencia ilegal
La Comisión Europea busca indicios de que el automóvil chino está subvencionado en origen por el Gobierno, a lo que habría que sumar unas condiciones laborales precarias de los trabajadores que situarían al coche chino en una situación de privilegio frente al europeo, lo que le permitiría ser mucho más barato.
Conviene matizar varios aspectos, por un lado a día de hoy el automóvil chino tiene un arancel de entrada a Europa de un 10 %, osea que no llegan gratuitamente, y por otro lado China es un consumidor muy importante de automóviles europeos, especialmente alemán, pues las marcas VW, Mercedes y BMW gustan mucho por aquellas latitudes.
Interés mutuo
De hecho prácticamente todas las firmas europeas producen en China, bien con fábricas propias, como la del Grupo VW, que en breve pasará a producir el Cupra Tavascan, o mediante acuerdos con fabricantes locales.
Así, hay que analizar que a la hora de establecer sanciones a los coches chinos debemos esperar una reacción similar en sentido contrario que va a afectar a la industria europea.
Es cierto que pese a que algunas firmas francesas como DS fabrica allí el DS 9, la industria germana sería la más perjudicada por estas limitaciones, pues por ejemplo el grupo VW vende allí la mitad de su producción.
El casus belli
En este contexto Francia acaba de anunciar que los compradores de coches chinos no recibirán el bono eléctrico de ayuda a la renovación del parque, similar al plan Moves 3 español.
Se trata de una acción beligerante que pone boca arriba las cartas del automóvil francés, que pasa a defender una posición que por lo que hemos explicado puede no beneficiar tanto a la industria germana.
Francia no sólo veta a los coches chinos fabricados en aquel país, sino que tampoco aplicará la subvención a los coches europeos fabricados en China, unas medidas proteccionistas en toda regla que quedan fuera del marco legislativo de la Unión europea en la actualidad.
Una medida que afectaría por ejemplo a los coches de Tesla fabricados en china o a coches europeos como el futuro Cupra Tavasca o el Dacia Spring. Esta limitación afectará al 35 % de los coches eléctricos vendidos en el país, que hasta el momento sí recibían el citado bono ecológico que podía ascender a 7.000 euros de ayuda.
Tal y como explicó el presidente francés Emmanuel Macron, por el momento la medida se limita a China, quedando fuera los coches coreanos o norteamericanos.
El Debate