Las baterías de sodio ultiman su llegada masiva al mercado y se espera una bajada importante en los precios de los coches eléctricos
Una de las preocupaciones de los críticos con el coche eléctrico es la cuestión del litio. Temen que siga el mismo camino del petróleo y esté en manos de unos pocos países. La realidad es diferente, pero incluso teniendo esto en cuenta, el mercado ya está trabajando en alternativas incluso más sostenibles. Hablamos de las baterías de sodio que ultiman su llegada masiva al mercado.
Las celdas de sodio son el resultado de años de investigación, y sobre todo, de un shock en los precios de litio que entre 2020 y 2021 vivió un pico demencial que disparó sus costes. Algo que supuso el empujón definitivo para que las baterías de sodio diesen por fin un paso al frente.
Entre sus ventajas encontramos factores como su menor coste, menor huella ambiental, mejores tasas de carga y rendimiento en temperaturas extremas, y además son más seguras. Pero sin duda, su punto más interesante es que prescinde no solo del litio, que lo sustituye por un abundante sodio, sino que también carece de otros componentes como el cobalto, grafito y el níquel.
La cuestión del sodio es importante, principalmente para mercados como Europa, y más especialmente España. Y es que aunque no lo sepamos, somos una potencia en su producción. Pero apenas lo aprovechamos. Y es que nuestro país cuenta con 770 desaladoras en marcha, incluyendo la planta de Abrera, en Barcelona (200.000 m3/día), que además es la planta más grande del mundo con la tecnología de electrodiálisis reversible.
¿Cuándo llegarán las baterías de sodio?
La gran pregunta es el cuándo, y el cuánto. La realidad es que en el mercado ya hay marcas que están fabricando coches eléctricos dotados de baterías de sodio. Es el caso del grupo chino JAC, que el pasado mes de enero comenzó la producción de un pequeño urbano dotado de esta tecnología.
De momento el principal problema, y freno, del sodio es su baja densidad energética. Esta primera generación se estima que cuenta con una densidad de apenas 140/160 Wh/kg. Suficiente en el caso de JAC para ofrecer un coche urbano con 23 kWh y 230 km de autonomía CLTC. Unos 200 km WLTP.
Pero la también china Farasis Energy, ha confirmado que su propuesta llegará a los 160-180 Wh/kg este mismo año, y a los 180-200 Wh/kg en 2026.
Esto las colocará de forma definitiva como una alternativa a las baterías de litio-ferrofosfato en los segmentos de acceso. Algo que lograrán gracias a un coste que se estima será, una vez se logre una producción en masa, un 30% por debajo de las propias baterías de litio.
Si tenemos en cuenta que el 40% del coste de un coche eléctrico actual es la batería, esto supondrá un impacto directo en los precios de los vehículos, que podrán reducir sus tarifas de forma sustancial gracias al sodio.
Ahora queda por ver la velocidad de puesta en marcha y adopción de la tecnología por los fabricantes. Una química que ha levantado interés en Europa por razones evidentes, y donde ya se está trabajando en levantar las primeras fábricas de producción, que permitirán reducir la enorme dependencia de China.
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