El giro estratégico llega tras la presión de Alemania y reabre el debate sobre el futuro de la movilidad en Europa.
Europa tenía un plan aparentemente cerrado: a partir de 2035, adiós a los coches nuevos de gasolina y diésel. Sin excepciones. Sin matices. Pero ese guion acaba de ser reescrito en Bruselas. La Comisión Europea ha confirmado que permitirá seguir vendiendo motores de combustión más allá de esa fecha, siempre y cuando utilicen combustibles sintéticos o biocombustibles avanzados.
La decisión —que llega tras intensas negociaciones internas— supone una rectificación de calado y evidencia algo que la industria venía repitiendo desde hace meses: no existe una única vía hacia la neutralidad climática.
Alemania fuerza el cambio de rumbo
La nueva posición comunitaria no surge de la nada. Responde, directamente, a la presión del Gobierno alemán. El canciller, Friedrich Merz, envió una carta a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, reclamando revisar la prohibición total del motor térmico. Argumentaba que cerrar esa puerta podría debilitar la competitividad europea frente a China, poner en riesgo inversiones multimillonarias y afectar a cientos de miles de trabajadores vinculados al automóvil.
El comisario europeo de Transporte, Apostolos Tzitzikostas, lo ha resumido con una frase que ya circula en los despachos comunitarios:
“Europa debe mantener abiertas todas las tecnologías”.
Eso incluye:
- E-fuels (combustibles sintéticos neutros en CO₂)
- Biocombustibles avanzados
- Soluciones de bajas emisiones adaptadas a motores existentes
La clave, asegura Bruselas, es que la transición sea económicamente viable y socialmente justa, un mensaje que refleja la posición alemana en un contexto de tensiones geopolíticas y aceleración tecnológica asiática.
La industria automotriz celebra la rectificación
Las principales asociaciones y fabricantes no han tardado en reaccionar. Y el tono, en general, es de alivio.
- Oliver Zipse (BMW): “Prohibir la combustión en 2035 es un error. Los e-fuels ofrecen neutralidad climática sin destruir décadas de innovación”.
- Hildegard Müller (VDA): “Europa necesita todas las soluciones disponibles. Apostar sólo por la electricidad es arriesgado”.
- Thomas Schäfer (Volkswagen): “China marca un ritmo de electrificación que Europa no puede igualar a corto plazo. Mantener motores eficientes tiene sentido”.
El mensaje común es claro: flexibilidad tecnológica, no imposición.
¿Qué cambia para los conductores?
La decisión NO significa dar marcha atrás a la electrificación. La UE seguirá apostando por el vehículo eléctrico, pero acepta que no todos los usos, ni todos los perfiles de conductor, pueden electrificarse al mismo ritmo.
Lo que introduce este nuevo planteamiento:
- El motor térmico no desaparece en 2035.
- Solo se podrán matricular modelos que funcionen con combustibles neutros o de bajas emisiones.
- Se abre la puerta a un enfoque mixto para alcanzar la neutralidad climática.
Los e-fuels se perfilan como opción estratégica, sobre todo para:
- Vehículos pesados
- Flotas profesionales
- Conducción de larga distancia
- Usuarios que no pueden acceder a un eléctrico
España: margen de maniobra para la industria
El impacto en nuestro país puede ser significativo.
España es el segundo mayor productor de automóviles de Europa y cuenta con plantas que todavía fabrican motores térmicos a gran escala (Vigo, Zaragoza, Almussafes, Valladolid…). La prohibición absoluta de 2035 habría obligado a una reconversión industrial acelerada y costosa. El nuevo marco da más tiempo y margen de adaptación.
Además:
- El parque automovilístico español es envejecido (más de 14 años de media).
- La renovación del vehículo es baja.
- El vehículo eléctrico sigue siendo, en muchos casos, más caro pese a las ayudas públicas.
En este escenario, los combustibles sintéticos pueden ser una vía realista para reducir emisiones sin trasladar todo el peso económico a los hogares.
