Permite rellenar una batería en el mismo tiempo que se tarda en repostar
Repsol se prepara para lanzar el primer punto de recarga ultrarrápido en España. La petrolera, a través de su participada Ibil junto con el Ente Vasco de la Energía, pondrá en marcha el próximo mes de abril en Vitoria el que será el sistema de recarga de coches eléctricos más rápido del país.
Según han explicado fuentes conocedoras a elEconomista, la estación de servicio en la que se pondrá en funcionamiento esta instalación permitirá recargar un coche eléctrico en el mismo tiempo que lo hace con carburantes convencionales, aproximadamente seis minutos, aunque explican, hoy por hoy, no todos los vehículos pueden recargar a esta velocidad.
En la actualidad, existen tres tipos de recarga: la lenta, en corriente alterna monofásica (la doméstica), que llena las baterías en 6-8 horas; la carga semi-rápida, en corriente alterna trifásica: entre 1,5 y 3 horas; y la carga rápida, en corriente continua, que ya permite cargar las pilas en 15- 30 minutos.
Este punto de carga supondrá 700 Kw de potencia con varias posibles configuraciones. Se podrán recargar cuatro vehículos a 175 Kw -una potencia superior a los 120 Kw de los supercargadores de Tesla- o dos vehículos a 350 Kw. Los únicos dos modelos de coche eléctrico que, hoy por hoy, pueden utilizar esta elevada tensión para la carga son el Porsche Taycan y el Audi e-tron, dos automóviles de alta gama, mientras que el resto se espera que utilicen los 175 Kw que supone, del orden de 30 minutos por recarga.
31 estaciones de servicio
Repsol cuenta ya en estos momentos con 31 puntos de recarga eléctrica en sus estaciones de servicio, de los 200 puntos que tiene instalados de acceso público con Ibil.
Para la petrolera, las estaciones de servicio deben tener una potencia de carga mínima de 50 Kw frente a los 22 Kw que exige el Anteproyecto de Ley de Cambio climático y consideran que no se deben instalar ligados únicamente a la venta por litros de las estaciones de servicio puesto que las estaciones que más venden son aquellas en las que repostan principalmente los grandes medios de transporte.
El coste del término de potencia para este tipo de cargador asciende a cerca de 56.000 euros frente a los 4.000 euros que supone un punto de carga de 50 Kw y el coste de la infraestructura es también notablemente mayor. Repsol espera que a lo largo de este año el mallado de España pueda estar completo ya que la cantidad de vehículos eléctricos todavía es reducida en nuestro país. Según los datos de Aedive, se estima que haya alrededor de 58.000 vehículos.
Movilidad
La petrolera controla, de este modo, la mayor cantidad de puntos de recarga existente en España y su estrategia de movilidad sostenible además abarca otro tipo de actuaciones como su participación en la empresa de coche compartido Wible -donde todos los coches serán eléctricos a partir de 2020- así como el fabricante de motocicletas eléctricas, Scutum, que suministra a empresas de motosharing como Acciona -que acaba de hacer un nuevo pedido- o a Correos.
Norges entra en el capital
Por otro lado, el Fondo Global de Pensiones del Gobierno de Noruega, el mayor fondo soberano del mundo, se ha erigido en el primer inversor socialmente responsable de Repsol, con una participación del 1,5% en el capital de la compañía, tal y como recoge Ep.
Según los datos a cierre de 2018 del fondo gestionado por Norges Bank Investment Management (NBIM), la institución poseía un paquete de 22,96 millones de acciones de la compañía española, valorado en unos 330 millones de euros.
El fondo reafirmó su apuesta por Repsol en el tramo final del año, donde aumentó su participación en la petrolera en un paquete de 3,24 millones de acciones. De esta manera, el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega se convierte en uno de los accionistas relevantes dentro del capital de Repsol, donde destacan Sacyr (7,87%), Blackrock (4,63%) y Caixabank, que posee un 3,58% aunque el año pasado anunció su decisión de vender gradualmente su participación en la petrolera, con el objetivo de salir a lo largo de este de su accionariado.
En su nueva estrategia, la compañía presidida por Antonio Brufau reafirma su compromiso en la lucha contra el cambio climático y apunta a tres objetivos: remuneración creciente al accionista; crecimiento rentable de los negocios (‘Upstream’ y ‘Downstream’); y desarrollo de nuevos negocios vinculados a la transición energética.
En este último ámbito, Repsol prevé destinar 2.500 millones de euros hasta 2020 a proyectos energéticos de bajas emisiones de CO2 y al desarrollo de nuevas oportunidades de negocio a largo plazo.
El Economista