La circulación de numerosos coches diésel antiguos por las calles de la capital dispara las emisiones de dióxido de nitrógeno
A pesar de la mejora del transporte público, que ha marcado récord histórico tanto en la EMT (50 millones de pasajeros) como en el metro (18 millones), el tráfico sigue siendo uno de los principales causantes de la contaminación ambiental en la ciudad de Málaga.
Y lo es, en buena parte, debido a que el parque móvil está muy envejecido y es mayoritariamente de motores diésel. El último informe ambiental de Ecologistas en Acción ha determinado que Málaga está entre las ciudades españolas con más contaminación por dióxido de nitrógeno, que es emitido por la quema de gasóleo. De hecho, todas las principales urbes superaron en 2024 los nuevos límites legales de contaminación por este gas.
Tampoco es un problema exclusivo de Málaga: otras tres capitales andaluzas (Granada, Sevilla y Córdoba) se encuentran entre las nueve ciudades del país con más contaminación por este vector, por lo que Ecologistas en Acción demanda a los ayuntamientos y las comunidades autónomas la implantación o el endurecimiento de las zonas de bajas emisiones.
Con los datos provisionales recopilados por la organización de las estaciones oficiales de control de la calidad del aire de una quincena de ciudades medias y grandes, que suman 11 millones de habitantes y una cuarta parte de la población española, se comprueba que todas ellas han superado durante 2024 el nuevo valor límite anual establecido por la Unión Europea para el dióxido de nitrógeno (NO2), emitido al aire urbano principalmente por el tráfico motorizado.
La buena noticia es que en los últimos años ha venido reduciéndose progresivamente la presencia de este contaminante en el aire, sobre todo por efecto de la renovación paulatina del parque de automóviles y del mayor peso de los de gasolina y eléctricos sobre el diésel, si bien las 15 ciudades analizadas deben hacer un mayor esfuerzo para cumplir el nuevo estándar legal.
Avenida Juan XXIII de Málaga
Los niveles más elevados de este contaminante se han registrado durante el año pasado en las estaciones Eixample de Barcelona; Plaza Elíptica de Madrid; Granada Norte; Olivereta de València; avenida Juan XXIII de Málaga y San Basilio de Murcia, con una concentración media anual igual o superior a 30 microgramos por metro cúbico de aire (mg/m3).
En concreto, Madrid tiene una concentración de 31 mg/m3, y ha bajado 5 puntos frente a los 36 del año anterior. Barcelona también baja, de 35 a 32; y Valencia, de 34 a 30. En cambio, Málaga sigue casi igual, señal de que la descarbonización del tráfico ha avanzado menos que en otras urbes: de 31 ha pasado a 30.
El límite de la UE es de 20 mg/m3, que deberán alcanzarse antes del 1 de enero de 2030. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitarlo a sólo 10 mg/m3. En cambio, ninguna ciudad española habría incumplido en 2024 el valor límite anual que está vigente, establecido en 40 mg/m3.
Las restantes ciudades analizadas también han superado durante el año pasado el nuevo límite legal de NO2, donde destacan las estaciones Felisa Munárriz en Pamplona (28), María Díaz de Haro en Bilbao (26), Torneo en Sevilla (24), Plaza de Pontevedra en A Coruña (24) y El Picarral en Zaragoza (23). Las ciudades más pequeñas son las que en general han registrado concentraciones de NO2 más bajas, en Oviedo (Palacio de Deportes, 22), Palma (Foners, 22), Córdoba (Avenida Al-Nasir, 21) y Valladolid (Arco de Ladrillo, 21).
Diario SUR