La Fórmula 4 francesa usa combustibles sostenibles que pueden ser empleados en vehículos particulares

Estos pilotos de competición utilizan el biocombustible que reduce las emisiones entre un 65% y un 90% y que pronto podrás usar en tu coche

Tiene apenas 16 años y ya es mirado de reojo por todos los grandes de la Fórmula 1. Se trata del australiano Hugh Barter, un piloto que ahora mismo lidera la Fórmula 4 francesa, una de las competiciones que permiten ver de cerca a los jóvenes talentos del automovilismo a nivel mundial. Barter compite con otros jóvenes como el japonés Souta Arao (15 años) y el francés Alessandro Giusti (16) por hacerse con el triunfo en este escaparate global que, quizá, algún día les acercará a las grandes escuderías.

Todos ellos, así como el resto de participantes en la Fórmula 4, tienen algo en común: pilotan coches que usan biocombustibles avanzados. “Hemos estado probando este nuevo biocombustible 100% renovable desde las pruebas de pretemporada y el resultado es muy positivo. Por eso, hemos decidido adoptarlo para toda la temporada 2022”, afirma Christophe Lollier, director técnico nacional de la Federación Francesa de Automovilismo (FFSA) y director de la Academia de la FFSA.

Con este factor, la Fórmula 4, que se celebra hasta el próximo mes de octubre, no solo se convierte en el expositor de los nuevos talentos del mundo automovilístico, sino que además da un paso adelante apostando por la descarbonización de las competiciones de motor, que en muchas ocasiones sirven de muestra a la movilidad en general. Gane quien gane esta edición, la F4 habrá sido un ejemplo de cómo cualquier sector puede apostar por el uso de combustibles más sostenibles sin perder un ápice de competitividad.

Estos biocombustibles también están presentes en otras competiciones como el Rally Dakar. Además, como acabarás descubriendo en este reportaje, pueden acabar en el depósito de tu coche.

ASÍ SE CONVIERTEN LOS RESIDUOS EN COMBUSTIBLE

Los biocombustibles avanzados son aquellos generados a partir de residuos de origen biológico. Estos residuos proceden de la industria agroalimentaria, la agricultura, la ganadería, los aceites vegetales residuales, los aceites de cocina ya usados, la biomasa o los alcoholes de los residuos procedentes de la industria del vino.

El camino hacia su producción comienza en los depósitos de residuos, desde donde estos se trasladan a una unidad de tratamiento, en la que se obtienen combustibles como bioetanol, biometanol, hidrobiodiésel, BioGLP, Biojet, Biogasolina o biogás. Los biocombustibles avanzados se pueden usar en coches particulares, pero también en otros grandes vehículos como camiones o incluso, aviones y barcos.

Con los biocombustibles avanzados se puede reducir entre un 65% y un 90% las emisiones netas de CO₂ respecto a los combustibles tradicionales

Con ellos se puede reducir entre un 65% y un 90% las emisiones netas de CO₂ respecto a los combustibles tradicionales a los que sustituyen, con lo que contribuyen a la descarbonización del transporte.

Además, “su composición química es muy parecida a la de los combustibles convencionales, así que son compatibles con los actuales motores de combustión, lo que evita tener que desarrollar nuevas tecnologías para los vehículos, y permite aprovechar la amplia red de infraestructuras de distribución y repostaje ya existente”, explica Miguel Ángel García Carreño, gerente senior de Economía Circular de Repsol.

Repsol

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