Por Héctor Prego, presidente de la Asociación Española del Automóvil Ecológico (AEAE)
En las últimas semanas, varios titulares han generado alarma en torno a supuestos incendios de coches eléctricos, alimentando la desconfianza hacia una tecnología clave para la transición ecológica. Desde la Asociación Española del Automóvil Ecológico (AEAE) queremos aclarar esta situación y poner el foco en los verdaderos retos que enfrenta el sector.
¿Eran realmente eléctricos los coches incendiados?
Muchos de los vehículos implicados en estos incendios no eran eléctricos puros, sino híbridos enchufables, como se evidencia por la presencia de tubos de escape. Esta diferencia es fundamental: los híbridos enchufables (PHEV) combinan motor de combustión con batería recargable, lo que implica sistemas más complejos y protocolos distintos a los de los vehículos 100% eléctricos.
Relacionar estos incidentes con los eléctricos puros solo contribuye a desinformar al ciudadano y ralentizar una transición ecológica urgente y necesaria.
Según un estudio de AutoInsuranceEZ, los vehículos eléctricos (VE) presentan una menor probabilidad de incendiarse en comparación con los vehículos de gasolina o híbridos. El análisis, basado en datos de la National Transportation Safety Board y la Bureau of Transportation Statistics de EE. UU., reveló que por cada 100.000 unidades vendidas, los híbridos registraron 3.475 incendios, los de gasolina 1.530 y los eléctricos solo 25.

Aunque los VE son menos propensos a incendiarse, cuando lo hacen, los incendios pueden ser más intensos y difíciles de extinguir debido a las baterías de iones de litio. Estas pueden arder durante horas y, en algunos casos, reavivarse incluso después de haber sido aparentemente apagadas.
En cuanto a las retiradas del mercado por riesgo de incendio en 2020, los vehículos de gasolina lideraron en número, seguidos por los eléctricos y, en menor medida, los híbridos. Los problemas en los VE y los híbridos estuvieron relacionados principalmente con defectos en las baterías, mientras que en los de gasolina se debieron a fugas de combustible, cortocircuitos eléctricos y fallos en los sistemas de frenos.
En resumen, los datos indican que los vehículos eléctricos son significativamente menos propensos a incendiarse que los de gasolina o híbridos, aunque los incendios en VE pueden presentar desafíos específicos en su extinción.
El verdadero problema: una infraestructura de carga deficiente
Mientras los titulares se centran en polémicas puntuales, el verdadero desafío sigue sin resolverse: España sufre un grave déficit de puntos de recarga públicos. La red actual es insuficiente, poco homogénea y en muchos casos, obsoleta. Esta realidad frena a miles de usuarios que estarían dispuestos a dar el salto al vehículo eléctrico, pero no lo hacen por la inseguridad operativa que representa depender de una red poco fiable.
Galicia, en el vagón de cola de la electromovilidad
La situación en Galicia es particularmente preocupante. A pesar de su extensión territorial y el peso de la movilidad en la vida diaria de sus habitantes, casi la mitad de los puntos de recarga públicos están fuera de servicio. Según datos de 2023, de los 919 puntos registrados, 405 no funcionan. Esta cifra sitúa a Galicia en la parte baja del ranking nacional de disponibilidad de puntos activos (La Voz de Galicia).
A este problema se suma otro igual de preocupante: la obsolescencia tecnológica de muchos puntos. Más del 60% de los cargadores en Galicia son de baja potencia (hasta 22 kW), lo que significa que una carga completa puede tardar más de tres horas. Para el sector de la movilidad profesional —como el sector del taxi— o para recorridos interurbanos, esto resulta inaceptable.
Un reto de país que requiere acción inmediata
El desarrollo de la movilidad eléctrica no puede ser solo un esfuerzo individual o empresarial. Requiere una respuesta estructural y coordinada por parte de toda España:
- Una estrategia clara de despliegue de puntos de carga públicos.
- Inversión prioritaria en zonas rurales y comunidades periféricas como Galicia.
- Actualización de infraestructuras existentes para que sean rápidas, funcionales y seguras.
España no puede permitirse el lujo de perder el tren de la electrificación.
La transición ecológica del transporte debe ir acompañada de una red de recarga sólida, moderna y operativa en todo el territorio nacional. Solo así podremos garantizar que el vehículo eléctrico sea una opción real, práctica y sostenible para todos los ciudadanos.
La seguridad en los cargadores: un estándar imprescindible para la movilidad eléctrica
En un contexto donde el vehículo eléctrico gana protagonismo, la seguridad de los sistemas de recarga se ha convertido en una prioridad. Estos equipos deben gestionar potencias elevadas en entornos públicos y semipúblicos, por lo que su fiabilidad depende en gran medida de la calidad de sus componentes y del cumplimiento de estrictas normativas internacionales.
Algunas compañías del sector destacan por integrar soluciones que van más allá de los mínimos exigidos. Es el caso de Autel, cuya experiencia en el desarrollo tecnológico para el automóvil le ha permitido ofrecer cargadores eléctricos avanzados, diseñados con criterios de seguridad, eficiencia y robustez.
Sus equipos utilizan componentes de marcas reconocidas como Leoni (cables IEC 61851-1) o Phoenix Contact (conectores IEC 62196), así como elementos electrónicos de ABB o Panasonic, lo que refuerza la estabilidad del sistema. A ello se suma el desarrollo de software propio, basado en la experiencia de Autel en el campo de la diagnosis electrónica del vehículo.
En términos de seguridad, incorporan RCD internos con detección de fugas de corriente, resistencia a impactos IK10, grado de protección exterior IP65 (NEMA 4) y capacidad de funcionamiento en condiciones extremas, de -40 ºC a +55 ºC. Todo ello acompañado de sistemas de protección frente a sobretensiones, subtensiones y problemas de conexión, así como compatibilidad con las normas IEC 62311, IEC 62955 e IEC 61439-1/7, entre otras.
Estos estándares de calidad no solo aseguran la durabilidad de los puntos de carga, sino que también generan confianza entre usuarios particulares y profesionales del transporte.
Por supuesto, ningún sistema de recarga es realmente seguro sin una instalación correcta y certificada, realizada por técnicos cualificados y en conformidad con la ITC-BT 52 del Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión.